- Después de que el Gobierno británico haya autorizado las exclusivas, Turney asegura que temió que la violaran o la mataran
LONDRES, 9 Abr. (OTR/PRESS) -
La soldado británica detenida en Irán junto a 14 compañeros varones, Faye Turney, ha sido la primera en contar su versión del cautiverio en dos entrevistas a medios ingleses, una al diario sensacionalista 'The Sun' y otra al canal ITV. En sendas exclusivas previo pago, Turney aseguró que con la tecnología de la que disponía el buque, era imposible que se hubiesen internado en aguas iraníes, y que la falsa confesión difundida en los medios se produjo bajo promesa de sus captores de que "estarían libres en dos semanas". Durante su cautiverio, la soldado habría temido también por su vida y su integridad sexual, y afirma que incluso la midieron y llegó a sospechar que estaban construyendo su propio ataúd.
El Ministerio de Defensa británico abrió el domingo la veda de las exclusivas para los soldados detenidos en Irán, en lo que supone una medida excepcional en el ejército. Apenas unas horas después, la militar Faye Turney, de 25 años y la única mujer de los 15 cautivos, vendió su historia a la cadena británica ITV y al periódico 'The Sun'. En ellas, cuenta una versión ya desmentida por el gobierno iraní y que incluso ha originado las primeras discrepancias entre los soldados que se plantean la exclusiva y los que no.
Según estimaciones del 'Sunday Times', Faye Turney podría haberse embolsado más de 220.000 euros entre ambas entrevistas. En ellas, la soldado comentó que lo sofisticado del sistema de navegación con el que contaban los dos barcos abordados en el Golfo Pérsico por militares iraníes marcaba su posición en aguas iraquíes, y no iraníes como se asegura desde Teherán y como los propios soldados británicos llegaron a confesar. "No había ninguna posibilidad de que no estuviéramos exactamente donde pesábamos que estábamos", dijo Turney, que desmiente su confesión mencionando que los iraníes le ofrecieron libertad en dos semanas si cedía a sus exigencias.
TRAICIÓN
Faye Turney habló en su entrevista a 'The Sun', recogida por OTR/Press, que fue engañada por sus captores haciéndole creer que sus compañeros habían sido liberados y preguntándole acerca de la situación de otros buques o la comunicación en su ejército. "Eso habría puesto a mis compañeros en riesgo, y no había forma de que yo hiciese eso, sin importar lo que me hicieran", subrayó Turney.
La soldado británica aludió en sus entrevistas a los continuos interrogatorios a los que era sometida y a su encierro en una pequeña habitación, vieja y con escasa luz. Las amenazas se hicieron "más evidentes" con el paso de los días, dijo Turney a los medios, entre las que se contaban advertencias de cárcel. Hasta el quinto día, con el cambio de captores, las autoridades de Teherán no le ofrecieron la libertad a cambio de la confesión, algo a lo que la militar se agarró para cumplir la "promesa" hecha a su hija de regresar a casa antes del 8 de mayo. Algo que no impidió que se sintiera como una "traidora".
En el día número diez de cautiverio, los quince militares se reunieron por la noche, momento que sería aprovechado, según Turney, para grabar el encuentro y fingir que se hallaban en mejor situación de la que supuestamente estarían viviendo. "Sonreímos en las imágenes porque nos alegrábamos de ver a los demás", dijo la soldado a los medios británicos. Sin embargo, desde Irán discrepan de esta versión y difundieron hoy un nuevo vídeo en el que se ve a los británicos en actitud relajada, como reacción a las declaraciones de Faye Turney.
CONSTRUCCIÓN DE ATAÚD
"Una mañana, oí el ruido de la madera al serrarse", dijo Turney a 'The Sun'. A continuación, una mujer habría entrado en el zulo para tomarle medidas, datos que gritó acto seguido a otro hombre. "Estaba convencida de que hacían mi ataud", subrayó.
Durante su detención, la soldado también temió a la violación, de ahí que incluso intentase ocultar en un primer momento su condición de mujer. Sin embargo, fue detectada y obligada a desnudarse para permanecer en el encierro. Cambió su ropa por un "pijama de algodón y cuatro mantas asquerosas", según asegura.