Actualizado 25/10/2006 21:15

Crónica Pipol.- Trashorras niega cualquier relación con el tráfico de explosivos o la venta de drogas

- El imputado en el 11-M niega que tuviera acceso a la dinamita de la mina donde trabajó y que compartiera garaje con su cuñado

GIJÓN/MADRID, 25 Oct. (OTR/PRESS) -

El principal imputado de la trama asturiana de dinamita del 11-M, José Emilio Suárez Trashorras, negó cualquier vinculación con el tráfico de explosivos o la venta de drogas, delitos que se le imputan en el juicio del 'Caso Pipol' y por los que la Fiscalía pide un total de 17 años de cárcel y una multa de 218.000 euros. En este sentido, el ex minero negó que tuviera acceso a la dinamita en la mina donde estuvo trabajando o que compartiera la plaza de garaje con su cuñado Antonio Toro, también imputado en este caso, donde se encontraron los explosivos y la droga. Además, aseguró que José Ignacio Fernández 'Nayo', fue "la moneda de cambio" para sacar a Toro de la cárcel.

"Es lo mismo que comparar una limpiadora de este Juzgado que dictara sentencia" llegó a ejemplificar Trashorras para negar que tuviera acceso a los explosivos durante su periodo de trabajo en mina Conchita, hasta el año 2000, en el puesto de ayudante. Respecto al alquiler del vehículo en Avilés, que fue usado para transportar drogas, explicó que había tenido un accidente con su coche y alquiló uno, que su cuñado le pidió a cambio de prestarle el de su madre, como en otras ocasiones, aunque negó conocer para qué quería el coche Toro.

En cuanto a la plaza de garaje, que según Toro compartía con 'Nayo' y Trashorras, en la que estaba la dinamita, el ex minero dijo que no tenía necesidad de compartir "nada con nadie" porque su piso estaba a 50 metros y que tiene su propia plaza de garaje con trastero. Además, indicó que sus padres tienen 6 plazas más de garaje y varias propiedades cerca, y negó incluso tener las llaves del garaje donde fue encontrada la dinamita y el hachís. "Me engañaron mi cuñado y mi mujer", se exculpó en alusión a la actividad delictiva de Toro.

Por otro lado, aseguró que antes de julio de 2001 no tuvo relación con ninguno de los acusados, excepto con su cuñado. "No les he visto en mi vida", dijo, pese a matizar que posteriormente vio a algunos en el locutorio de Villabona. Suárez Trashorras fue detenido el 25 de julio de 2001, fecha a partir de la cual pasó tres días en prisión. Sobre Francisco Javier Lavandera Villazón 'Lavandero', uno de los principales testigos de la acusación, indicó que tras salir de los calabozos, fue al club Horóscopo de Gijón "como todos los jueves", donde una chica le dijo que 'Lavandero' buscaba a su cuñado, por aquel entonces en la cárcel.

LA MONEDA DE CAMBIO

Suárez Trashorras habló con 'Lavandero' sobre la venta de un vehículo, un Saab 9000, que le iba a vender en principio Toro, pero la transacción no se llevó a cabo porque 'Lavandero' quería pedir crédito con nóminas falsas para pagar el coche. "Jamás le vendí explosivos", afirmó Suarez Trashorras, destacando que por aquella fecha ya estaba controlado por la Policía, con quien colaboraba a cambio de sacar a su cuñado de prisión. En este sentido, apuntó que, aunque en un principio se negó porque él "no era culpable", accedió a colaborar para que Toro pudiera salir en Navidades de prisión.

Además, Suárez Trashorras desmintió haber mantenido una buena relación con el 'Nayo', ya que tenía con él "una enemistad bastante fuerte". El imputado confesó que el 'Nayo' fue la persona que se tuvo de moneda de cambio para sacar a su cuñado. Incluso, el acusado dijo haber agradecido a la Policía con cestas de Navidad la puesta en libertad de su cuñado para esas fechas.

También negó haber conocido antes de 2001 a Rafa Zohuier, uno de los testigos de este caso e imputado por el 11-M al igual de Suárez Trashorras, que era confidente de la Guardia Civil y denució la trama asturiana de venta de explosivos. De hecho, se mostró molesto con que declarara en esta causa Zohuier, al que dijo no conocer hasta 2003. "Había un moro metido allí y menuda importancia que le di", dijo el acusado irónicamente sobre la presencia en el locutorio de la cárcel de Zohuier.

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