Actualizado 01/12/2006 20:44

Crónica Polonio.- Una gallega que trabajó donde Litvinenko se somete a análisis para comprobar si está contaminada

- Un equipo de especialistas hace la autopsia al espía con trajes especiales para protegerse de la radiactividad que emite su cuerpo

- También contaminado el itailano Mario Scaramella, con el que el ruso comió el pasado uno de noviembre en un restaurante de Londres

VIGO/LONDRES/MADRID, 1 Dic. (OTR/PRESS) -

Una gallega que trabajó en la misma oficina londinense que Alexander Litvinenko se está sometiendo a análisis para comprobar si está contaminada por polonio 210, la sustancia descubierta en el organismo del ex espía ruso asesiando, tras descubrirse trazas de la misma en dicha empresa. De momento la joven no tiene síntomas, aunque las autoridades británicas le han recomendado que se revise al estar en la lista de posibles infectados. Mientras, el cuerpo de Litvinenko se sometió hoy a una autopsia en el Royal London Hospital bajo fuertes medidas de seguridad para el equipo de forenses, que utilizó trajes especiales para protegerse contra las radiaciones del cuerpo. Además hoy se supo que el académico italiano Mario Scaramella, con quien Litvinenko comió el pasado uno de noviembre en el restaurante japonés, también está contaminado por la polonio 210.

Hasta el momento, en Londres un total de 139 personas han tenido que acudir a la Agencia de Protección de la Salud por posible contaminación por Polonio 120, al haber tenido contacto de una u otra manera con el espía envenado y su entorno. Una de estas personas es la gallega Cristina López, que trabajó durante una semana en la misma empresa que Litvinenko y donde se han encontrado trazas del material radiactivo.

La gallega, de 31 años, trabaja en la empresa que se encarga del control domótico de las oficinas del magnate Boris Berezovsky en la City londinense, y estuvo durante una semana poniendo diversos equipos a punto. A pesar de haber estado en los mismos sitios que el espía fallecido, aseguró estar "tranquila" después de saber que para contaminarse hay que haber ingerido o inhalado cantidades muy importantes del material y al haber pasado tres semanas ya y encontrarse "muy bien de salud".

En su opinión, tiene "más probabilidades" de que la atropelle un autobús en la capital londinense que de que esté intoxicada. No obstante, reconoció haberse llevado un "un susto importante" porque "estar en contacto con contaminación radioactiva impone".

La programadora gallega contó que fue su padre en un mail quien le preguntó si era Berezovsky el magnate ruso para el que había trabajado. Ella, al saber únicamente que se llamaba Boris, buscó información y fotos en Internet aunque consideraba, en un primer momento, que "era imposible" que fuera el mismo porque en la oficina tenía una "foto en camiseta, como de amigos, con Putin", por lo que no sospechó de que el presidente ruso "pudiera estar detrás de esto".

"Llamé a mi jefe y tampoco se lo podía creer", relató Cristina López. Posteriormente, los dos, así como otros dos programadores de una empresa gemela a la de ellos, fueron puestos en la lista de la Agencia de Protección de la Salud (HPA) para ser sometidos a unas pruebas.

El martes acudió al hospital donde recibió información y tuvo que rellenar un cuestionario de salud. Además, le entregaron una botella de un litro para los análisis de orina cuyos resultados recibirá en tres semanas. La joven insiste en que está "tranquila" y en que "las probabilidades de intoxicación son mínimas".

EL ITALIANO, TAMBIEN CONTAMINADO

Mientras, la investigación sigue su curso. Un equipo de especialistas del Royal London Hospital realizó hoy la autopsia al cuerpo del espía bajo fuertes medidas de seguridad. Además la cadena de televisión británica Sky News aseguró hoy que también está contaminado el italiano Mario Scaramella, con quien comió el pasado uno de noviembre en el restaurante japonés, al haberse encontrado "cantidades importantes" de polonio en su organismo.

En España, el Ministerio de Sanidad recordó hoy que el riesgo para las personas que hayan podido tener contacto con las trazas de polonio que se han encontrado en los aviones de British Airways es muy bajo porque la dosis a la que han podido estar expuestos es "muy baja" y por su escaso poder de penetración de las moléculas de esta sustancia.

No obstante, a través de un comunicado recuerdan que los síntomas de alerta ante una posible contaminación son náuseas, diarrea, vómitos, salivación excesiva y deshidratación seguido de fatiga importante, fiebre y tensión baja.

El Gobierno insta a las personas que hayan viajado en algún avión afectado y que no hayan tenido ningún síntoma a no adoptar ninguna medida. Los que ocasionalmente tengan un cuadro compatible con la intoxicación deben remitirse a su centro de salud para que les examinen y si el médico lo cree conveniente, les haga un análisis de orina que debe ser realizado en laboratorios especializados.

Sanidad explicó que ha remitido a las comunidades autónomas un procedimiento extraordinario de recogida de muestras y transporte de orina para la detección del polonio. Las muestras serán analizadas en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) de Madrid. Hasta el momento han llamado 283 personas al teléfono puesto en marcha por el Ministerio para informar a posibles afectados.

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