Crónica UE.-España amenaza con "cuestionar" la figura de presidente de la UE si se rechaza la del ministro de Exteriores

- Zapatero tiene cerrados al menos dos encuentros bilaterales con Blair y Sócrates en el Consejo Europeo

MADRID, 19 Jun. (OTR/PRESS) -

Si Reino Unido no acepta un ministro de Exteriores de la UE, España no aceptará un presidente permanente para los Veintisiete. Esta es la postura que mantiene el Gobierno español de cara a la reunión del Consejo Europeo de los próximos 21 y 22 de julio en el que advertirá al Ejecutivo británico que la postura en torno a la figura del ministro de Exteriores de la UE es inamovible. Mientras, en Bruselas los llamados 'sherpas' -negociadores- últiman los preparativos de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, en la que el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ya tiene cerrados dos encuentros bilaterales con los primeros ministros británico y portgués, Tony Blair y José Sócrates.

Durante una comparecencia en la Comisión Mixta de la UE en el Congreso de los Diputados, el secretario de Estado para la UE, Alberto Navarro, respondió directamente a Blair, que ayer mismo advertía que Londres no dará su acuerdo a "algo que reemplace el papel de la política exterior británica" y de "su ministro de Exteriores". "España no aceptará que se vaya más allá del cambio de nombre del ministro de Asuntos Exteriores", sentenció, amenazando con "no aceptar la figura del presidente permanente del Consejo Europeo".

Así las cosas, el Gobierno español está poniendo sobre la mesa británica un trato sencillo, 'lo mío por lo tuyo', toda vez que el principal aspirante a ocupar el mencionado Ministerio es el actual Alto Representante para la Política Exterior de la UE, el español Javier Solana, y que el nombre del 'premier' británico suena con fuerza como posible candidato para el cargo de presidente permanente de los Veintisiete incluso en París, donde se dice que Nicolas Sarkozy apoya firmemente esta opción.

Quizá por ello, los 'sherpas' españoles en Bruselas ya han concertado dos encuentros bilaterales entre Zapatero y Blair para los días en los que se celebra la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, los próximos 21 y 22 de julio. Además, han cerrado otras dos reuniones con el primer ministro portugués, que a partir del Consejo Europeo se hará cargo de la Presidencia de turno de la UE durante el próximo semestre. De ahí la urgencia de Alemania por cerrar un calendario en torno a la redacción del Tratado.

EL NÚCLEO DURO

Fuentes gubernamentales precisaron que España, junto a Italia, Bélgica, Luxemburgo y Grecia, conformarán durante el Consejo Europeo de los próximos jueves y viernes el "núcleo duro" de los países que ratificaron el Tratado Constitucional. Además, destacaron que si el debate se atasca en torno al sistema de la doble mayoría para las decisiones que no se adopten por unanimidad -cuestión en la que el mayor escollo lo representa Polonia- el Consejo habrá sido también un "fracaso".

Sin embargo, también matizaron que aún quedará algo de tiempo para que la presidencia alemana de turno convenza a los polacos. Entre las ofertas que la canciller alemana, Angela Merkel -que después de este fin de semana dejará una Presidencia de turno de la UE centrada en el Tratado que debe sacar de su parálisis a los Veintisiete- en les podría ofrecer quizás estuviera el que el sistema establecido por el Tratado de Niza se mantuviera vigente por cinco años más, algo que a España no le disgustaría, ya que le concede sólo dos votos menos que a Alemania.

Las "líneas rojas" que España no quiere atravesar en las negociaciones que tendrán lugar en Bruselas están resumidas en los 12 puntos presentados conjuntamente con Francia el pasado domingo en Luxemburgo. En este sentido, Navarro explicó que España no quiere que se reabra el llamado paquete que incluye el sistema de la doble mayoría (de Estados y de población) para las decisiones que no se adopten por unanimidad, pero avisó de que si se abre la negociación España se situará entonces "cerca de Polonia", que se opone a cambiar el sistema del Tratado de Niza por el de la doble mayoría.