MADRID 25 Jun. (OTR/PRESS) -
Es lo malo que tiene fiarse de Los del Río a la hora de votar. ¿Recuerdan a la pareja de sevillanos famosos en el mundo entero por recomendar a Macarena que diera alegría a su cuerpo? Fueron contratados por la Junta de Andalucía para hacer propaganda a favor del sí en el referéndum que Zapatero convocó para aprobar la Constitución Europea y así lo hicieron con un lema de su cosecha que revela la despreocupación con la que tantos españoles como ellos acuden a las urnas: "¿Cómo vamos a votar que no, si no sabemos lo que dice?".
El referéndum salió que sí, aunque con altísima abstención, sin que la gran mayoría de la gente se hubiera enterado por qué votaba, incluido Zapatero, que, recién llegado a La Moncloa, nos hizo saber que sería un orgullo para España convertirse en el primer país que aprobaba una Constitución que, por cierto, no nos beneficiaba en prácticamente nada. Pero por aquellos tiempos el presidente del Gobierno aún confiaba en poder gobernar a base de eslóganes y como había prometido integrarnos en el corazón de Europa le debió de parecer que agradar a los dueños de ese corazón, Chirac y Shroeder, era dar el sí a la Constitución que ellos querían.
La Constitución Europea que los españoles aprobamos con tantas prisas ya es papel mojado y algo tan desaparecido en las páginas de la historia como los mismos Shröeder y Chirac. En Europa mandan Sarkozy y Merkel, dos personajes que apenas si se hablan con nuestro presidente, de lo que Zapatero podría estar contento porque si le hablaran más sería para hacerle reproches subidos de tono. Y nuestro presidente, cada vez más lejos del corazón de Europa y más pequeñito en el escenario de una cumbre de la UE, se suma, porque no tiene otro remedio, a la decisión comunitaria de dar por muerta aquella Constitución y aprobar otra en versión light que poco tiene que ver con la que votamos en referéndum. Aunque seguro que Zapatero encuentra una explicación que ofrecer sobre esta nueva situación. Como seguro será también que muchos españoles continuarán, fieles a la doctrina de Los del Río, dispuestos a apoyarle aunque no sepan lo que dice ni a donde nos quiere llevar.
Curri Valenzuela