MADRID 26 Ene. (OTR/PRESS) -
Ayer fue un día importante y lleno de optimismo para quienes creen que hay que seguir luchando con todo el peso de las fuerzas de orden público y de la Justicia contra ETA y que el Estado nunca debe ceder al chantaje de los terroristas. Que es, por cierto, lo que nuestro Estado ha venido haciendo desde que la banda terrorista ETA empezó a matar. Cerca de mil muertos, mil familias españolas destrozadas en los últimos treinta años, se habrían revuelto en sus tumbas o en sus hogares si los jueces hubieran decidido aliviar la pena de prisión del sanguinario José Ignacio de Juana Chaos porque así lo está exigiendo ETA, como lo hizo y muy directamente en el reciente comunicado en el que reivindicó el atentado de Barajas. Para los terroristas es inadmisible que uno de sus cabecillas sea juzgado por amenazas cuando estaba a punto de ser puesto en libertad tras cumplir sentencia por sus 25 asesinatos. Así que la banda amenazaba más y durante varios días ha tenido en jaque al país entero. Un país que, como reflejan las encuestas y como puede apreciarse a simple vista en cualquier conversación de bar, estaba muy mayoritariamente en contra de mandar a su casa a De Juana Chaos.
Ayer, por otra parte, fue un día triste y preocupante para quienes quieren que el Estado se rinda ante las exigencias de ETA y comience cuanto antes a efectuar concesiones políticas para así conseguir que los terroristas empiecen a considerar si cambian pistolas por votos. Ahí está la propia ETA, naturalmente; Y Batasuna, su brazo político. Y el Gobierno vasco, que ha sido capaz de tachar de "despropósito" el que 16 magistrados de la Audiencia Nacional se muestren firmes contra las amenazas terroristas: Y el presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, que el día antes pidió que se excarcelara al individuo que se jactó en la cárcel de la alegría que le producía ver llorando a los hijos de los Jiménez Becerril. Y el Fiscal de la Audiencia Nacional, que fue quien planteó a los magistrados esa excarcelación a pesar de reconocer que la vida del terrorista no corría peligro.
Ahora nos queda por conocer si ayer Zapatero se alegró o se preocupó. En pocas palabras: de qué lado está el presidente del Gobierno.
Curri Valenzuela.