Actualizado 06/12/2008 01:00

Esther Esteban.- Más que palabras.- La Constitución, la foto y el miedo

MADRID 6 Dic. (OTR/PRESS) -

Hoy quería escribir del 30 aniversario de la Constitución, pero al final, la actualidad, como nos ocurre muchas veces a los periodistas, nos arrastra, y nos envuelve hasta el punto de que, en ocasiones, nos obsesionamos monotemáticamente con una idea. Eso me ha pasado a mí con una foto de esas que valen mas que mil palabras y cuyo contenido es mucho más potente y despierta más conciencias que cualquier reflexión que se pueda escribir o verbalizar. Ese es el caso de la foto que el diario El Mundo llevó a su portada el día que ETA buscó otra nuca inocente para descerrajarle dos tiros. Esa imagen me obsesiona.

En ella se podía ver a los compañeros de tute del empresario asesinado jugando su partida habitual como si nada hubiera pasado, con el cuerpo aun caliente de quien llamaban su amigo. Solo una sociedad enferma de odio o acobardada y paralizada por el miedo puede intentar actuar como si nada hubiera pasado, dando al asesinato de un anciano desarmado e indefenso una apariencia de normalidad que repele y atufa, que es insana, espesa, perniciosa y perversa. Resulta repugnante pensar siquiera que esa partida- a la que Ignacio Uría no llegó ni volverá a llegar- continuara con su rutina habitual y que la única alteración visible de fuera, simplemente, que los compañeros de tapete y sobremesa buscaron a alguien de inmediato para ocupar su puesto.

"Le ha pasado a él pero que nadie pueda pensar que somos iguales por si nos ocurre a nosotros", debieron pensar. Esta foto-fija que el periódico acompañaba con otra del empresario ya sin vida, a escasos metros del café de la macabra partida, tendido en el suelo y con la cabeza ensangrentada es el resumen perfecto de una historia de la mafia. Solo que aquí el capo, el Padrino, no es un personaje de ficción y sus sicarios existen en esta realidad, de Euskadi, como existe ese silencio cómplice de un pueblo que cierra las puertas y baja sus persianas para que nadie les señale con el dedo.

Hoy quería escribir del aniversario de la Constitución, pero soy incapaz de quitarme de la cabeza esa cita que se le atribuye a Bertolt Brecht y que resuena machaconamente en mi pensamiento. "Primero vinieron a buscar a los comunistas y yo no hable porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas y yo no hable porque no era ni lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos y yo no hable porque no era judío. Después vinieron por mí y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mi", Recordarla es tal vez volver al tópico, emplear lugares comunes pero no hay mejor forma de expresar lo que se escondía detrás de esa partida de tute macabra donde nadie le cantó las cuarenta a los asesinos.

¿La reacción de sus "amigos" hubiera sido la misma si Ignacio hubiera muerto de un infarto cuando se dirigía a compartir un rato de charla y juego con ellos? se preguntaba un colega de tertulias comentando el asunto. No, porque no habría entrado en juego el maldito y cobarde miedo. ¡Feliz día de la Constitución¡

Esther Esteban

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