MADRID 31 Oct. (OTR/PRESS) -
Un amigo andaluz, con ese gracejo propio de la tierra, llama a la Ministra de Fomento, ministra del Momento y añade que es el momento ideal para que se marche, haga mutis por el foro y deje en paz de una vez a los sufridos catalanes para que sobrevivan, como puedan, a golpe de socavón. Pero no, Magdalena Álvarez dice que no, que no se va, que no dimite, que salir corriendo es de cobardes y que ella no es de las que tiran la toalla. Claro que no. Ella, tan generosa, tan dicharachera y pizpireta prefiere tirarle la toalla a la cara al presidente del Gobierno y que sea él quien haga de dominguero de tres al cuarto y se coma, como pueda, el marrón.
Su actitud es normal en un país donde la palabra dimitir y el término dimisión producen sarpullidos, sobre todo, si quienes tienen que aplicárselo son cargos públicos, pero lo que ya no suele ser tan normal es que alguien concite un consenso tan alto en el partido en que milita a la hora de calificar su gestión de desastrosa, nefasta y otros muchos adjetivos calificativos de alto voltaje. No hay socialista que se precie que no diga en voz baja que la ministra está quemada y que no reconozca que si no hubiera elecciones a la vuelta de la esquina habría sido cesada de manera fulminante, sin haberla dado opción a que se explicara porque escuchar sus autojustificaciones ha sido todavía peor... y ya es decir.
La Ministra del Momento ha elevado a categoría de dogma esa afirmación de Ernest Bevin de que "la gente sin inteligencia siempre busca un chivo expiatorio" y para salir del apuro disparó sin piedad contra la empresa constructora OHL e hizo correr el mensaje de que su departamento iba a retirar del proyecto a la compañía de Villar Mir. Claro que solo desde el desconocimiento supino se puede hacer una afirmación de ese tipo sin calibrar los costes que económica y jurídicamente puede acarrear el asunto. El mejor desmentido a sus palabras fue ver al mismísimo Villar Mir en la foto junto al presidente Zapatero, cuando el pasado domingo visitó de urgencia la zona del conflicto. Lo que la señora Álvarez no ha dicho es que la empresa adjudicataria de la obra avisó por activa y por pasiva de la necesidad de utilizar tuneladoras para hacer el proyecto con mejores garantías de seguridad pero el tiempo apremiaba y, claro, cortar la cinta de inauguración en diciembre era mas importante que otros factores de seguridad.
Tampoco OHL ha dicho ni mu, pero en los pasillos del Congreso de los Diputados no se habla de otra cosa. Hoy mismo el presidente Zapatero comparecerá en el Congreso, a petición propia, para asumir en primera persona el caos generado en la capital catalana. Claro que hoy también se conocerá la sentencia del 11-M y se debatirá la polémica ley de Memoria Histórica. ¡Qué casualidad! ¿Hacemos apuestas sobre tema de portada de los periódicos? Desde luego a la Ministra del Momento no y al AVE de la discordia tampoco...
Esther Esteban.