Actualizado 23/05/2007 02:00

Esther Esteban.- Más que palabras.- La verdad en versión Zapatero

MADRID 23 May. (OTR/PRESS) -

No lo entiendo y créanme que me esfuerzo en hacerlo. ¿Quién dice la verdad, el Zapatero que califica de "dislate que no beneficia a nadie" las informaciones aparecidas en varios medios de comunicación sobre los encuentros mantenidos recientemente entre el Gobierno y ETA o el presidente del Gobierno que afirma, a continuación, que su obligación es tener información de lo que pasa en ETA en cada momento y hay mucha gente que trabaja para que termine la violencia?. Yo me quedo con esta ultima cara del personaje y desde luego doy por buena la información facilitada recientemente por Europa Press y completada por El Mundo, según la cual el Gobierno y los terroristas se reunieron inicialmente en Marzo para preparar un encuentro que se celebró en Abril y en el cual acordaron volverse a reunir pasadas las elecciones municipales si no se producía ningún atentado antes de los comicios.

Lo peor de todo es que son los propios terroristas, a través de su brazo político o del diario 'Gara', quienes filtran este tipo de noticias y lo hacen a su estilo, en pequeñas dosis y utilizando la valiosa información que poseen a modo de aviso o amenaza de que o se cede a sus pretensiones o dan a conocer los pormenores de los "compromisos" del Gobierno de ESPAÑA. De hecho el último dato que corre como la pólvora en las redacciones es que vamos a saber en breve con todo detalle donde se produjeron los encuentros, quienes fueron los interlocutores y que tipo de cuestiones -entre otras que Batasuna disfrazada de ANV pudiera concurrir a las urnas el próximo domingo- se pusieron sobre la mesa.

He dicho muchas veces y mantengo que la principal responsabilidad del presidente del Gobierno es conseguir acabar con una lacra como la del terrorismo que dura cerca de cuatro décadas, pero también es su obligación decir la verdad sin tapujos a los ciudadanos y en este tema Zapatero tira la piedra y esconde la mano, dice y no dice, es calculadamente ambiguo y prefiere lanzar sus dardos sobre la oposición del PP, acusándoles de deslealtad, en vez de reconocer que mantiene -tal como se esta demostrando- entreabierto el proceso de paz porque cree firmemente que puede ser el Blair español. El presidente reclama prudencia porque la situación es difícil y pide reflexión a los medios de comunicación con el mensaje de que "acabar con ETA es un objetivo del país" sea cual sea el gobierno de turno, pero lo hace en un tono de ocultación y muestra tal grado de desprecio hacia las informaciones periodísticas que no le vienen bien a sus intereses, que es difícil complacerle.

Hubo un tiempo en que los presidentes del Gobierno facilitaban información de primera mano a los directores de los medios de comunicación sobre grandes asuntos de Estado, con el compromiso de que tales temas fueran tratados con la responsabilidad de quien maneja material sensible y en líneas generales las cosas se trataban razonablemente, sin que hubiera una merma de la libertad de expresión o de información. Ahora seria imposible una cosa así y no solo porque nadie se fía de nadie y la desconfianza está revestida como nunca de sectarismo, sino porque el grado de ambigüedad calculada es tan intenso que se empieza a hacer insoportable. Ni es bueno solemnizar lo obvio y se hace con demasiada frecuencia, ni lo es decir una cosa y que los hechos tozudamente demuestren la contraria. ¡Así nos va¡.

Esther Esteban

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