MADRID 18 Jul. (OTR/PRESS) -
El duelo político que mantienen las dos corrientes que conviven en el seno del PNV se asemeja a un episodio de las guerras carlistas. Salvando las distancias, Josu Jon Imaz comparece haciendo de liberal y Juan José Ibarretxe paseando la boina de Zumalacárregui. Le ha dicho el presidente del PNV al 'lehendakari' que se olvide de convocar a los vascos en referéndum para que opinen sobre el futuro político de Euskadi, porque el resultado de la consulta -que Imaz barrunta poco satisfactorio para quienes quieren la independencia- sería carroñeramente aprovechado por la ETA. Son palabras preñadas de sensatez que han revuelto las aguas del estanque dorado de poder en el que navega el PNV desde hace un cuarto de siglo.
Todos sabíamos que había dos corrientes en el seno del PNV, corrientes que en el pasado cuando la pugna entre Arzallus y Garaicoetxea, provocaron una escisión y, precisamente por eso, desde entonces, llevaban años lavando la ropa sucia en casa. De ahí la novedad que supone que desde el EBB (la cumbre del partido) su presidente discrepe públicamente del 'lehendakari'. Discrepancia en una materia que remite a la esencia misma de la utopía nacionalista.
Aunque se sabe que Imaz cuenta con buenos apoyos -sobre todo en Vizcaya- a día de hoy nadie puede decir quién va a ganar la batalla porque en Guipúzcoa, con Eguibar a la cabeza, los banderizos carlistas no dejarán pasar la ocasión para pasar al ataque. A la espera de conocer el resultado de la pugna, lo que sí ha quedado acreditado es el coraje político y la honradez intelectual de Josu Jon Imaz. Valores ambos tan infrecuentes entre los profesionales de la política, que conviene destacarlos. Merece ganar la batalla contra el sector arcaíco de su partido.
Fermín Bocos