Fermín Bocos.- La foto.

MADRID 7 May. (OTR/PRESS) -

Nunca una foto que sólo unos pocos han visto dio tanto que hablar ni interesó a tantos. Interés en verla o en todo lo contrario: en que no se publique por considerar que sería indecente mostrarla. Hablo de la foto de Osama Bin Laden, el líder de la organización terrorista Al Qaeda muerto de un tiro en la cabeza por disparo de un soldado norteamericano de las Fuerzas Especiales que asaltaron la vivienda en la que se ocultaba al norte de Pakistán. Cuando esto escribo se atribuye al presidente Barak Obama la negativa o cuando menos una notable reticencia a facilitar dicho testimonio gráfico. Se dice que la Casa Blanca considera que la difusión de la mencionada foto podría enconar el odio hacia Norteamérica entre los seguidores de Al Qaeda. Quienes han visto ya la foto hablan de una imagen en la que se aprecian de manera explícita los estragos causados por el proyectil que le arrancó la vida: cuenca de un ojo vaciada con derrame de masa encefálica.

Así las cosas, no sería precisamente un icono a conservar por sus secuaces sino todo lo contrario: un elemento de exacerbación del odio. Nada comparable con la última foto del "Che". Aunque hay quien ha traído a colación aquel recuerdo del guerrillero comunista argentino muerto en una emboscada en Bolivia, allí el "Che", como el Cid en Valencia, ganó su última batalla después de muerto porque su cara no había sido desfigurada y porque la composición de la escena -obra de un forense- era evocadoramente nazarena.

La imagen de una cara destrozada por un balazo siempre es desagradable y qué duda cabe de que su exposición puede resultar morbosa. Como en su día lo fue la foto de Benito Mussolini y Clareta Petacci colgados boca abajo de una viga en una gasolinera de Milán. Eran, sin duda, imágenes morbosas, pero forman parte de la Historia: Mussolini de la del siglo XX y Bin Laden del XXI. Por eso creo que tenemos derecho a conocerlas. Por lo demás, viviendo como vivimos en una aldea global, tengo para mí que más pronto que tarde acabaran publicándose.