MADRID 10 Dic. (OTR/PRESS) -
El sectarismo tiene las patas cortas. Se retrata solo. Hace un par de meses, Xavier Trías, alcalde de Barcelona, no dejó que la productora de "Isabel" -la serie más premiada de la TV en 2012, con el "Ondas" entre otros galardones- rodara un capítulo en la Plaza del Rey del Barrio Gótico, lugar donde los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón tras su regreso de las tierras que hoy llamamos América. Tampoco pudieron grabar ni en la escalinata ni en una de las ventanas del Salón del Tinell. En este caso, la prohibición -un acto de censura que, sin duda, le hizo ameritar puntos ante los sanedrines independentistas- corrió a cargo de Josep Lluis Alay, director de Patrimonio del Ayuntamiento.
El pecado invocado para impedir el rodaje fue que la película "mitifica la realidad histórica". Vista las "facilidades" encontradas en Barcelona (la empresa, por cierto, es catalana), los productores optaron por proseguir su camino con rodajes en Granada y Plasencia. El éxito acompaña a la serie y todos nos habríamos olvidado de los enanitos que trataron de entorpecer el proyecto de no ser porque la actualidad nos trae una noticia que describe hasta qué punto el sectarismo se retrata a sí mismo.
Resulta que quien prohibió el rodaje de "Isabel", es el mismo que dio todo tipo de facilidades para celebrar en recinto públicos barceloneses la multitudinaria boda de una sobrina del multimillonario Lakshmi Mittal, magnate indio del acero. Para la película, ni agua; para la boda, todos los permisos. La ceremonia se celebró en el Museo Nacional de Arte de Cataluña donde 500 invitados fueron agasajados con una cena. Antes, los novios habían dado una recepción en el Museo Marítimo de Barcelona. Para ello hubo que cerrar al público el histórico recinto que, entre otras joyas de la Historia de España, custodia una réplica de la Galera Real de Don Juan de Austria, buque insignia de la flota española en la victoriosa Batalla de Lepanto.
Para solaz de los invitados a la boda y puestos a dar a los millonarios indios las facilidades negadas a los cineastas de casa, el Ayuntamiento cambió el horario del espectáculo de luz y colores de las fuentes de Montjüic. Según dicen las crónicas, fue el "regalo" del alcalde Trías, invitado a la boda junto a Artur Mas, su jefe político.
Visto lo mal que llevan los independentistas los hechos más señalados de la común Historia de España, siento curiosidad por saber cómo les explicaron a los invitados de los novios -venidos en su mayor parte de la India- la presencia en el Museo Marítimo, de una réplica de otra nave histórica: la Santa María, la nao de Colón. Sabido que bajo el patrocinio de la Reina Católica el Almirante zarpó de Palos de la Frontera en pos de las Indias, supongo que pasarían de puntillas por el hecho de que fue la "proscrita" Isabel quien -por decirlo con terminología al uso- "esponsorizó" aquel viaje.