MADRID 19 Abr. (OTR/PRESS) -
Es notorio que sin el concurso de especialistas en leyes -algunos abogados, algunos registradores de la propiedad, algunos notarios-, los grandes tiburones de la delincuencia no podrían realizar con éxito operaciones de blanqueo de dinero procedente de la prostitución, el tráfico de drogas o la especulación inmobiliaria. En las tramas mafiosas de cuello blanco son pieza esencial junto a ciertos ejecutivos bancarios poco escrupulosos.
Son pocos, pero hacen mucho daño. Desmoralizan. Salvando la presunción de inocencia, comprobar que en la última operación llevada a cabo por la Fiscalía Anticorrupción en la provincia de Málaga ("Operación Hidalgo"), de 19 detenidos, cuatro son abogados y tres notarios -dos de ellos, por cierto, imputados en otra operación anterior tambien por blanqueo de capitales-, es, como digo, poco edificante. Observar cómo se convierte en burlador de la ley quien se comprometió a defenderla, invita por una parte a la melancolía y por otra a exigir un castigo ejemplar. Está claro que sin estos ingenieros del delito, las mafias perdería pie y abandonarían la Costa del Sol.
Hay que animar a la Fiscalía (dotándola de más medios) a que sea implacable con estos mafiosos locales de cuello blanco.
Fermín Bocos.