MADRID 24 Nov. (OTR/PRESS) -
Quienes critican el último mitin político organizado por el PSOE se centran en el anuncio del ya famoso -aunque, paradójicamente, todavía desconocido-, proyecto de ley de economía sostenible o en el imperdonable olvido de las quejas de las gentes del campo cuyos ecos aún no se han extinguido en Madrid tras la multitudinaria manifestación del pasado sábado.
Aún siendo dos asuntos de gran calado, tengo para mí que para la dirección del PSOE (ZP, Blanco, Pajín ), ni el anuncio del primero, ni la ocultación del segundo, eran la almendra del acto. En realidad, el "talk show" político que vivimos tenía un objetivo explícito que quedó plasmado en el eslogan que los animadores hicieron corear a los asistentes. "¡No estás solo!" le gritaban a Zapatero. Llamativo, ¿no? Sorprendente, incluso, si pensamos que el Gobierno socialista apenas lleva dos años de mandato en esta su segunda legislatura. Entonces, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué un espectáculo de corte y formato televisivo entregado al culto a la personalidad del líder y, en muchos aspectos, ajeno a la tradición mitinera de los socialistas?
La respuesta hay que buscarla en las encuestas. En los sondeos que retratan una pérdida de apoyo electoral al PSOE -la última del CIS le daba ventaja de casi cuatro puntos al PP-. Pero hay más. Una novedad que, a mi juicio, contiene la clave que permite entender el "show" político del domingo: siete de cada diez ciudadanos no confían en que Zapatero tenga capacidad para resolver la crisis económica. Semejante rechazo (una parte del cual se registra entre votantes del PSOE) no tiene precedentes en relación con el liderazgo socialista. Desde luego, Felipe González nunca despertó semejante repudio político.
Ése es el problema y de ahí el "show" y el "Zapatero no estás solo¡" tan alejado de las costumbres del partido. En clave de continuidad en el poder, es Zapatero, no el PSOE, quien empieza a ser un problema para su partido.