Actualizado 07/04/2011 14:00

Fermín Bocos.- Con el paso cambiado.

MADRID 7 Abr. (OTR/PRESS) -

Mariano Rajoy, presidente del PP, anda, en términos dialécticos, con el pie cambiado. Reorientando su discurso de oposición. Dicha situación es uno más de los efectos colaterales provocados por el anuncio de la renuncia de Zapatero a ser el candidato del PSOE en las legislativas previstas, en principio, para principios del año que viene. Rajoy, que ha demostrado ser un gran encajador, lleva siete años con el nombre de Zapatero en el dardo de la palabra que diría el añorado maestro Lázaro Carreter. Todo giraba en torno a ZP. Ahora, la cosa cambia. Zapatero sigue siendo el presidente del Gobierno, pero su ciclo político está tasado. Aunque tiene dicho que quiere agotar la legislatura, así que el PSOE tenga elegido candidato tendrá que ceder poder. No podrá gobernar sin contar con el candidato (Rubalcaba, Chacón o quien resulte elegido) y menos aún contra el candidato, porque sería tanto como apresurar la derrota socialista.

Está, pues, hipotecado por el proceso que ha desencadenado con el anuncio de su retirada. Visto que la política nacional tiene algo de club de la comedia, puesto que se ha convertido en un proceso de márquetin en el que los políticos en vez exponer ideas se dedican a acuñar frases más o menos graciosas destinadas a los cortes de los telediarios, a Rajoy la espantada de Zapatero le deja viejos todos sus discursos. Ya no le vale el ¡Váyase señor Zapatero! copiado de aquél ¡Váyase señor González! acuñado por Aznar. En términos dialécticos, su discurso, por decirlo así, presenta un lado hemipléjico. Hasta que no sepa con certeza quien tiene en frente no encontrará el registro preciso. La ventaja de Rajoy es que él sigue en la carrera y con el viento de las encuestas a su favor, mientras que Zapatero va camino de ser Historia.

Contenido patrocinado