MADRID 18 Nov. (OTR/PRESS) -
Fue un error traer a España a los dos piratas apresados en Somalia y ridícula la solución procesal del caso, que va camino de ser un fenomenal embrollo jurídico. Es una historia envenenada que cada día pone a prueba la capacidad y recursos del Gobierno. A la espera del pago del rescate -una claudicación ante los piratas que debería facilitar la liberación de los pescadores, pero que supone un roto al Estado de derecho-, la única novedad es que las familias guardan silencio. Ya no se manifiestan por las calles de Bermeo y de Vigo añadiendo tensión ciudadana a la mucha tensión política que representa este asunto. Se lo pidió Zapatero y, de momento, están cumpliendo. Todo indica que fue en La Moncloa donde recibieron garantías de que las exigencias de los piratas (el pago del rescate) serían atendidas.
También la oposición ha bajado el registro de sus críticas. Así las cosas, y dado que los secuestradores además del dinero exigen la libertad de sus dos compinches ahora es a la Audiencia Nacional a quien le han pasado la patata caliente. ¿Qué puede hacer el juez Pedraz? Pues lo que está haciendo: intentar acelerar la vista oral. Lo excepcional del caso justifica la rapidez del procedimiento (aunque se oyen voces que reclaman igual trato en relación con otros casos). Y, ¿qué hace la Fiscalía? Se habla de una supuesta petición de dos siglos de prisión para cada uno de los piratas. También se habla de un indulto (potestad del Gobierno) para zanjar el caso.
Quienes hablan de indulto desconocen que para que pudiera llevarse a término la sentencia debería ser firme y, no consta que la defensa de los piratas -caso de condena elevada- no fuera a recurrir ante el Tribunal Supremo, circunstancia que nos situará en el horizonte de no menos de un año de espera. Que no parece que fuera la solución dada la situación en la que se encuentran los pescadores secuestrados.
Total, un aparente callejón sin salida. Y, sin embargo, en las últimas horas se nota en las redacciones algo así como un temblor de vísperas, como una vigilia atenta al desenlace del caso. No parece tener fundamento, pero lo anotamos porque es lo que hay. No olvidemos que estamos en España y que tenemos un Gobierno con el que todo es posible.