MADRID 1 May. (OTR/PRESS) -
Muchas cosas han de ocurrir necesariamente en este mes de mayo que comienza este martes con la tradicional manifestación de los sindicatos -nada de esto es lo que era, claro_y concluirá con el recuento de los votos, ayuntamiento por ayuntamiento, tras la jornada electoral del domingo 27. En medio, la polémica sobre las listas en las que van incluídos 'batasunos', la inevitable llegada de cayucos, la solución (¿definitiva?) a las opas sobre Endesa...
El ritmo político se acelera, mientras la Legislatura, la verdad, decae a ojos vista. Tengo mucho interés en seguir, fin de semana tras fin de semana, la campaña electoral, ya en marcha desde hace tiempo, pero no oficialmente. Los mensajes políticos que estamos escuchando son casi como el manifiesto de UGT y Comisiones Obreras en el Día Mundial del Trabajo: cada vez más aguados. De manera que da la impresión de que los sindicatos tienen que buscar motivos y eslóganes convincentes para salir a la calle en la festividad de este martes, y de que los partidos revuelven el fondo de sus arcones para encontrar temas que 'peguen' en el electorado.
No estoy muy seguro, la verdad, de que lo hayan logrado. Los ciudadanos se despegan a ojos vista de su clase política. Y de la sindical. Los aguados mensajes calan poco, valga el (mal) juego de palabras. Lo venimos constatando cada 1 de mayo, en cada campaña electoral, Legislatura tras Legislatura: el nivel del debate político cae irremisiblemente, como el entusiasmo sindical. Y, sin embargo, cada día encontramos titulares llenos de atractivo periodístico, porque todos los días están ocurriendo cosas tremendas.
Esto no es sino un anuncio de lo que puede ser otro mayo que se prevé (políticamente) florido y hermoso tras las lluvias abrileñas. ¿O no? Desde luego, por falta de manifestaciones, mítines, decisiones judiciales polémicas, no va a ser. De eso hemos tenido auténticos diluvios en el mes que ya se nos ha ido; ahora falta por ver si lo que florecen son rosas o malas hierbas.
Fernando Jáuregui.