Actualizado 28/08/2007 02:00

Fernando Jáuregui.- No te va a gustar.- Muertos en la carretera

MADRID 28 Ago. (OTR/PRESS) -

Me dicen que se detecta una gran preocupación en el seno de la Dirección General de Tráfico ante el incremento de las muertes en carretera este mes de agosto en comparación con el año pasado. El fin de semana, con veintitrés muertos, ha sido, reconocen en la DGT, "bastante malo". Y lo peor, con el retorno masivo desde el próximo viernes hasta la mañana del lunes, puede estar por venir. Cuentan que piensa Don Pere Navarro, director general de la cosa, salir a dar explicaciones a comienzos de septiembre para insistir en que el carné por puntos es, pese a todo, eficaz.

Yo no dudo de la eficacia del carné menguante. Ni me atrevería a dudar de la voluntad infatigable del señor director general en su lucha por disminuir la siniestralidad en las carreteras. Dudo mucho, sí, de las bondades de esa política de palo sin zanahoria y sí con mucho susto que aplica la DGT contra el conductor, a quien se considera casi como un delincuente en potencia y, por tanto, sujeto a tener que pagar por ello.

No sé si en esa digna Dirección habrán detectado ya un aumento de la irritación ciudadana ante la avalancha de multas que reciben los particulares por ligeros excesos de velocidad, como circular a 121 kilómetros por hora en carreteras donde la limitación -no siempre fácil de observar_ se sitúa en 100 kms/h. Y las multas no son precisamente pequeñas: cien euros cada vez. Conozco bien a quien, en el plazo de dos meses, ha recibido ya siete notificaciones de sanción del tenor de las citadas, básicamente porque ha de recorrer cada día, para llegar a su casa, un trecho en el que cumplir con los límites se hace, simplemente, casi imposible. Y puedo asegurar que se trata de persona prudente, lejos de la imagen del suicida o del homicida al volante, más bien al contrario.

O sea, que el coche, aunque se conduzca con una razonable prudencia -no digo yo, por supuesto, que no se sancione a los irresponsables, a los locos, a los imbéciles que ponen en peligro su vida y la de los demás-, puede costar una fortuna. Y aportar un dineral a las arcas del Estado. ¿Es eso lo que más importa o era la seguridad vial? Porque ya vemos que esta seguridad no se incrementa solamente manteniendo en vilo al conductor a base de la multitud de castigos -ojo, que circular a 140 kms/h, según y dónde, le puede costar a usted la cárcel, según los 'arreglos' que se preparan al Código Penal--, que pueden caerle en cuanto olvide colocarse el cinturón de seguridad, pongamos por caso.

Si de verdad queremos, en estos tiempos de predominio absoluto del automóvil, empezar a acabar con la sangría de cada fin de semana en nuestras carreteras habrá que empezar, valga la aparente redundancia, por el principio: por la preparación de las gentes, por el urbanismo, por el medio ambiente, por las obras públicas, por... ¿Sabía usted que hay ocho ministerios, ocho, desde el de Educación al de Exteriores, pasando, claro, por Interior, Industria, Fomento, etc., que podrían, y deberían, estar involucrados en la seguridad vial? Eso también podría decirlo el señor Navarro y, no obstante, lo olvida con excesiva frecuencia.

Fernando Jáuregui

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