MADRID 18 Ene. (OTR/PRESS) -
Gran expectación la generada por la comparecencia de Zapatero en uno de esos multitudinarios desayunos, esta vez con el foro Nueva Economía, en los que se mezclan políticos, empresarios, periodistas y algunos pelotas que logran colarse, a ver qué hay de lo suyo.
Casi 850 personas se arracimaban en el Ritz para tomar un café con croissants con el jefe del Gobierno, para ver y ser vistos. Zapatero no dijo gran cosa especial, pero animó el cotarro. Sobre todo, sacó pecho. Quería así desmentir rumores acerca de su presunto desánimo, de que se halla en horas bajas, de que piensa anticipar las elecciones, etcétera.
Eso fue, a mi juicio, lo más destacado: el continente más que el contenido. Una vez más, ZP salió a cantar los logros de su paso por el poder, una vez más puso a España como ejemplo de crecimiento económico y bienestar social. Lo cual, claro, no es del todo incierto con cifras en la mano, aunque luego todo pueda discutirse. Lo que no puede discutirse es que Zapatero está realizando un esfuerzo de presencia en todos los ámbitos: en ruedas de prensa, en entrevistas periodísticas, en el Parlamento y en foros masivos como éste de Nueva Economía. Y eso, al menos, es de agradecer. Sale a combatir, en medio del fuego graneado que está recibiendo, y no sólo desde la oposición; también desde el propio campo socialista recibe algunos, velados, dardos.
También hay que destacar que casi todo el Gobierno -eran menos los ausentes que los presentes- quiso arropar al 'jefe' en este lance, que dará más titulares por el contexto que por lo que allí se dijo. Porque el programa de gobierno en esta recta final de Legislatura sigue sin estar claro. Pero quizá, ahora, con un solo tema, el del 'proceso', sobre la mesa, eso es lo que menos importa.
Fernando Jáuregui.