MADRID 4 Jul. (OTR/PRESS) -
Desaparecido Enrique Fuentes Quintana, uno de los grandes divulgadores de la economía y artífice de los Pactos de La Moncloa que llevaron a España a la modernidad económica desde el consenso de todas las fuerzas políticas y sociales, quedan pocos maestros de esos que han enseñado a pensar a muchos de nuestros economistas, y a muchos más que no lo somos. Entre ellos, Ramón Tamales, Gonzalo Anes, Luis Angel Rojo* y Juan Velarde, que acaba de cumplir sus primeros 80 años. Juan Velarde, asturiano ejerciente, consejero del Tribunal de Cuentas, académico de Ciencias Morales, escritor prolífico y siempre profundo, hombre sabio en el más universal sentido de la palabra, tan sabio como humilde, sobrio, directo, estudioso permanente de casi todo.
He conocido a pocas personas tan sabias y tan respetuosas con los demás. Con la ignorancia, no. Al menos con la de aquellos que alardean de saber sin saber nada, porque en esos casos el silencio puede dar la sensación de asentimiento y una cosa es respetar a las personas y otra aceptar la osadía. Desde sus famosas "Libretillas" de pasta de hule negro, donde anotaba cada día sus reflexiones sobre los temas más dispares, siempre vistos desde la economía, hasta sus últimas obras, pasando por el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales o el Rey Juan Carlos, el Jaime I de Economía o el Nacional de Ensayo, siempre ha estado oteando el horizonte de la economía, escribiendo para que le entendieran, enseñando de una manera atractiva y sugerente, hasta divertida, divulgando con rigor y, sobre todo, aprendiendo. Pocas personas mantienen una capacidad mayor para el aprendizaje que este profesor emérito que ganó la cátedra a los 33 años, que ha formado a generaciones de economistas y nos ha enseñado a todos a conocer mejor la difícil economía.
Ayer le oía decir que el mundo de hoy es absolutamente diferente del de hace sesenta años. La política, la economía, la tecnología, la sociedad, todo ha cambiado radicalmente como si hubiéramos pasado del Neolítico al siglo XXI en unas semanas. El mérito de Juan Velarde ha sido estar siempre en la realidad, escuchar al menos tanto como lo que ha hablado, leer mucho más que casi nadie que yo conozca, asimilar cada uno de los conceptos y devolverlos de manera que todos podamos entenderlos como si lo que nos explicara, la economía de Ceuta, las obras de Jovellanos o de Flores de Lemus, el Estado del bienestar, el precio del crudo, la burbuja inmobiliaria o el problema de la enseñanza, fueran algo fácil, divertido e interesante. Juan Velarde es una cabeza privilegiada, un lujo para una sociedad del conocimiento y un hombre de una sola pieza. Nunca dejan de sorprenderme su sabiduría compartida con modestia, su curiosidad intelectual, su capacidad de trabajo y su vitalidad. Felicidades, maestro, 80 años no es nada. Y lo que queda.
Francisco Muro de Iscar.
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