Actualizado 22/06/2009 14:00

Francisco Muro de Iscar.- La ética de los políticos

MADRID 22 Jun. (OTR/PRESS) -

La vida pública, la de los políticos, no pinta demasiado bien y los medios se ocupan demasiadas veces de escándalos, utilización indebida del poder, abusos... Cierto que debemos aplicar la presunción de inocencia, algo que olvidamos todos casi siempre, especialmente los propios políticos, y que también hay que distinguir entre la responsabilidad penal, si se da el caso, y la política. Pero la mayoría de las veces, los representantes de los ciudadanos parecen políticamente irresponsables, hagan lo que hagan. No es bueno el ejemplo, y menos en tiempos de crisis, porque no se puede exigir a los ciudadanos lo que sus elegidos incumplen sistemáticamente.

Lo de Berlusconi y su "trouppe" de jovencitas es realmente escandaloso, y seguramente a casi toda la sociedad italiana le debe parecer mal, pero luego "il cavaliere" ha barrido en las urnas. Si en lugar de un hombre, hubiera sido una presidenta, el escándalo seguramente habría sido mayúsculo y con repercusión, pero esa es otra historia. En Inglaterra, la actuación de los ministros laboristas ha sido igual de vergonzosa, pero al menos los ciudadanos les han castigado duramente en las urnas, lo que, sin embargo, no ha sido suficiente para que Brown haga las maletas y se vaya a casa. En España, se mire donde se mire, estamos en la misma dirección. Los escándalos atribuidos al vicepresidente Chaves, las excursiones pesqueras y las manipulaciones del director del CNI, las cacerías de Bermejo o de Garzón, las acusaciones sobre el tesorero del PP, la imputación de altos cargos del PP, son asuntos suficientemente serios como para que alguien se planteara una necesaria regeneración ética de la política. Nada parece más lejos de las previsiones. Este fin de semana saltaba un nuevo caso, el de una consejera del Gobierno balear que, al parecer, se gastó 6.000 euros para trasladar en helicóptero a un funcionario para un caso no urgente. Es un ejemplo menor, pero que habla también del patrimonialismo político o de cómo entienden los políticos "lo público", especialmente aquellos que estigmatizan lo privado.

Pero eso no es lo importante. Estamos en tiempos de austeridad y nos están subiendo los impuestos. Esquerra Unida acaba de proponer en las Cortes Valencianas, en pleno feudo de Camps, medidas para mejorar la imagen de los políticos: limitar las prebendas --seguros de autónomos, finiquitos y pensiones-- dar más peso en las comisiones de investigación a las minorías y regular las incompatibilidades de los diputados valencianos para conseguir una mayor transparencia.

Ya sé que estas proposiciones hechas desde grupos de mínima implantación casi siempre tienen algo de oportunismo y escasas posibilidades de triunfar incluso en Comisión. Tal vez por eso, el PP votó en contra. Pero el PSOE se abstuvo. Y el diputado de otra minoría progresista ni siquiera llegó a tiempo. Como ésta hay mil historias. ¿Sería posible aprobar un Código ético de los políticos y cargos públicos y someter su control a un organismo verdaderamente independiente? Seguramente lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible.

FRANCISCO MURO DE ISCAR

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