Actualizado 01/06/2011 14:00

Francisco Muro de Iscar.- Jóvenes a la intemperie.

MADRID 1 Jun. (OTR/PRESS) -

Los sociólogos andan desconcertados porque no acaban de ver qué ha movido a los más jóvenes -otros muchos ya no lo son- a enclaustrase en las plazas de media España para protestar contra el sistema. Juan González Anleo escribe en Vida Nueva, que según el Informe Jóvenes españoles 2010 de la Fundación SM, una referencia histórica en estos análisis, "el perfil de joven español actual se encuentra exactamente en las antípodas del tipo socialmente comprometido y que lucha por sus derechos (menos aún por los de otros)". Y pone ejemplos: el 81 por ciento no participa en ningún tipo de organización -el máximo desde 1982-; tienen el porcentaje más bajo de Europa de participación en organizaciones de voluntariado; sólo un 6,5 por ciento reconoce haber participado en algún chat sobre política o actualidad social; menos de uno de cada siete afirma haber pasado alguna vez un sms o algún mail de acción política; y un 11por ciento, cuatro puntos menos que en 2005, ha participado en alguna manifestación. Y, sin embargo, están ahí.

¿Son representativos, son un fenómeno aislado, puntual, permanente? Hay que seguir este provocador paso al frente para ver en qué termina, pero no casa con el silencio juvenil de tantos años, con la despreocupación permanente de la inmensa mayoría.

Hay otras noticias hoy sobre los más jóvenes, los adolescentes. Una encuesta de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid recoge que los jóvenes madrileños se inician con la cocaína con tan sólo 15 años, unas décimas menos que el resto. Y cada vez empiezan antes. No se puede hablar de que desconocen el peligro de la cocaína, de las drogas. Los adolescentes son policonsumidores y fuman y toman alcohol desde los 13,2 y 13,7 años, cannabis desde los 14,6 y speed desde los 15,2. Las distancias entre ellas y ellos se acortan rápidamente.

Algunas series juveniles de televisión, como Física y Química, han puesto las drogas y el sexo en el primer plano de la normalidad. No es de extrañar que los más jóvenes hagan lo que hacen sus ídolos o sus referentes. Ahora llega a España otra serie británica, Skins, donde hay drogadictas que ya son traficantes con 15 años y la práctica del sexo se hace sin tapujos. La serie se emite fuera del horario de protección infantil, pero cualquier adolescente puede bajarse la película cuando quiere y verla cuando le da la gana. Una amiga farmacéutica me confiesa dice que ya van niñas de 12 años a comprar la píldora postcoital y que no se atreve a negársela porque la pueden denunciar o puede aparecer una cámara secretar de TV para grabarla y denunciarla. Lo siento. No son conductas normales sino gravemente perjudiciales para la formación de los adolescentes. ¿Son culpables ellos, sus padres, la sociedad? Que cada uno se haga la pregunta y la responda. francisco.muro@planalfa.es

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