Actualizado 07/05/2007 02:00

Franciso Muro de Iscar.- El móvil del niño

MADRID 7 May. (OTR/PRESS) -

Cuando va a empezar la película, en todos los cines aparece un anuncio pidiendo que, por favor, apaguemos los móviles. En el teatro lo dice una voz en off. En muchas conferencias o actos públicos, el presentador lo pide. A pesar de ello, es muy frecuente que el teléfono suene en medio de la película o de la representación... ¡Y hasta en medio de la misa! Y alguno, lo coge, inicia la conversación, cruza toda la fila y sale de la iglesia, del cine o del teatro hablando en voz alta. El teléfono móvil suena en los restaurantes a cualquier hora. Y lo peor de todo es que, cada vez más, el comensal llamado contesta, mantiene una conversación y, si hay suerte, se disculpa al terminar. Casi nunca es una conversación urgente, de la que hemos advertido a nuestro acompañante ni pasaría nada si no respondiéramos. Pero lo hacemos con una mala, pésima educación.

No estoy en contra del móvil, que es un instrumento excelente. Estoy en contra de que se utilice mal. Y de que seamos los adultos los que estemos enseñando a los niños y a los jóvenes a ser, también en eso, maleducados. Los teléfonos móviles se venden para niños cada vez más pequeños. Hay ya decenas de miles de niños de cinco años que tienen ya su teléfono móvil especial. No saben hacer la o con un canuto, pero tienen móvil. No saben leer, pero tienen móvil. ¿Para qué? En España hay dos millones y medio de niños de entre 8 y 14 años, y la mitad, como mínimo, ya tienen móvil. Las operadoras dicen que eso es imparable y que más vale que los padres o los tíos o los amigos les regalen uno especial para ellos, que uno de mayores, porque así tienen las funciones limitadas y no pueden acceder a determinados servicios. Me parece un disparate. El estudio de una de estas operadoras señala que estos adolescentes usa el móvil casi a diario para realizar llamadas y enviar mensajes. Y un estudio realizado para el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid indica que, al menos, el uno por ciento de estos chavales padece adicción al móvil. En algunos colegios, donde algún profesor se ha atrevido a retirar el aparato al niño por usarlo en clase, le han llegado los padres exigiendo la devolución del teléfono. Con un móvil, una videoconsola y un ordenador para ellos sólos estamos criando niños autistas.

Hace unos días presencié una manifestación de adolescentes en la que se vertían toda clase de insultos e improperios contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, porque su Consejería de Educación ha prohibido el uso de móviles en las aulas escolares durante las clases... ¿Para qué necesita un móvil un alumno mientras está recibiendo enseñanza? Desde luego, para estudiar no es. Pero como "lo tienen los demás", los que no disponen de él, lo reclaman. Habrá que poner un luminoso a la la puerta del cole que avise de que hay que apagar el móvil hasta que terminen las clases. Pero de que los chavales menores de cinco años lo tengan o de que los críos de ocho, diez o doce años anden enganchados a un móvil, la culpa no es de las operadoras, ni de los colegios. Es de los padres.

Francisco de Muro Iscar

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