MADRID 7 Ago. (OTR/PRESS) -
Distintos medios informativos se han ocupado en las últimas horas de tratar de explicarnos lo que sucede en el siempre problemático y oscuro mundo etarra, con bastantes coincidencias. Nos aseguran, por ejemplo, que la banda ETA ha prohibido a Batasuna plantear la reanudación del proceso de paz, y que ha cortado de raíz un movimiento para ofrecer al gobierno nuevas negociaciones a cambio de la excarcelación de Otegi. Es decir, y vienen a ratificarlo declaraciones del director general de la Policía y de la Guardia Civil, Joan Mesquida, que se confirma lo tantas veces afirmado, que en ETA sólo mandan las pistolas, y que el jefe de los comandos es 'Txeroki'. Coincide esa afirmación con otras noticias, según las cuales, 'Txeroki' conserva un arsenal de armas, aunque Francia le viene ahogando el suministro a la banda. La colaboración con España está sometiendo a la banda a la máxima presión, según Interior, que señala también que los servicios anti ETA mantienen abiertas, al menos, seis sólidas líneas de investigación. Según esta fuente, los nuevos etarras están poco preparados y son reacios a entrar en España.
A estos datos cabe añadir dos más: primero, que la banda sigue con sus amenazas a los empresarios, y ahora, en la más reciente tanda de envíos de extorsión les exige 400.000 euros. Y segundo dato, que por fortuna seguimos sin tener que dar cuenta de nuevos atentados terroristas, noticia feliz y que vendría a demostrar dos cosas: una cierta desorganización e incapacidad de la banda -González hablaba este domingo de la derrota de ETA- y una formidable eficacia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que en modo alguno habrían bajado la guardia con ocasión de la tregua del año anterior.
Ciertamente, la banda está ahí, y por derrotada que se halle y por opuestos que sean sus propósitos -los de Ternera y Otegi frente a los de Txeroki-, lo cierto es que sigue siendo una amenaza nada virtual ni imaginaria. Hay pistoleros armados, decididos a actuar y a matar, y tienen un jefe conocido y perseguido. Se estima que hay un centenar de tales pistoleros en la vecina Francia, sobre los cuales se ejerce una importante presión policial por parte de España y de Francia, conjuntamente. No es descartable que alguno logre burlar esa protección y defensa, pero por fortuna y hasta el momento, los intentos producidos han llegado al mejor destino: las cárceles españolas o galas.
La banda, derrotada o en fase terminal, sigue teniendo capacidad para cometer atentados y reclamar importantes cantidades de dinero a los empresarios vascos. Eso no lo duda nadie.
JOSÉ CAVERO