MADRID 11 Dic. (OTR/PRESS) -
Lo que aún resta de diciembre, más enero, febrero y nueve días de marzo serán los noventa días redondos en los que escucharemos toda suerte de ofertas de la propia propuesta y de invectivas y descalificaciones de las propuestas del adversario. De sus más recientes declaraciones, parecería que Ruiz Gallardón parece volver a ofrecerse para suceder a Rajoy en el liderazgo del PP y en la candidatura a la presidencia del Gobierno. A su vez, y desde el bando contrario, Pérez Rubalcaba añade maldad: Para que Rajoy sea sustituido por Gallardón, hay que votar a Zapatero. De ese modo, se supone que el candidato popular se vería forzado a dejar sitio al aspirante alcalde de Madrid...
El propio Rubalcaba añade "maldades": A Rajoy se le ha puesto cara de perdedor de cara a las elecciones, asegura. Desde sus propias filas, el "prófugo" Joaquín Calomarde niegas algunas de las terribles amenazas que empleó su antiguo PP: España no se ha roto, ha juzgado el 11-M y ha recuperado su papel en Europa y en el Mundo, dice el diputado que vota contra el partido en el que fue elegido. Otra columnista cree saber que es tiempo de envolverse en la bandera de España, y es tiempo de desear lo peor a esos etarras que sólo hace unas semanas eran "hombres de paz". Puede que, como escribe Pilar Rahola, "el reaccionarismo y la imbecilidad también habitan en la izquierda". Y en la derecha y en el centro, quién lo dudará.
Y en cada una de estas posiciones ideológicas y geográficas se están elaborando propuestas más o menos originales, y sobre todo eficaces, para atraer el voto de la ciudadanía, joven o madura, empresaria o mileurista. La exigencia democrática de que cada ciudadano dispone de un voto fuerza a que no haya preferencias, aunque siempre los políticos y los partidos tiendan a pensar en los grandes bloques de jubilados o de los jóvenes que estrenan su derecho a votar, o de los estudiantes aún sin empleo. ¿Quién determina el triunfo de uno u otro aspirante? Suele repetirse que hay que situarse en el centro porque en esa posición es donde mayor número de votos se destinan o se recogen. El centro siempre vence, y de ahí que todo sean, a estas alturas, centristas, o sea, moderados, defensores de las grandes ideas de Patria, Bandera, Unidad, derrota definitiva de los terrorismos y del paro y la pobreza...
Nos recuerda un columnista que en la España actual, casi un 20 por 100 de los ciudadanos está aún por debajo del nivel de pobreza relativa. O bien que, desde 1900, los mayores de 65 años han aumentado más de diez puntos, y los menores de 15 han caído veinte puntos. De ahí otro dos bloques claros de votantes a los que hay que convencer con propuestas convincentes.
José Cavero