Actualizado 10/11/2009 13:00

José Cavero.- La celebración del Muro.

MADRID 10 Nov. (OTR/PRESS) -

En Madrid, la embajada alemana tiene una cerca diferente: La reproducción del Muro berlinés rodea por completo la manzana que ocupa la representación diplomática. Cualquiera puede sentirse al borde mismo de ese Muro tan celebrado en los últimos días, por haber cumplido veinte años desde el momento en el que empezó su fulminante demolición. Naturalmente, no sólo se celebra y festeja el final de Muro berlinés, sino de todo lo que desaparecía con él: la división de la ciudad, los dos Estados alemanes, y en suma, el el telón de acero y el comunismo. Todo eso empezaba a caer y derrumbarse, primero casi sin darse cuenta, y después con estrépito en las fechas que ahora se rememoran de hace dos décadas. Naturalmente, a ese punto no se llegaba improvisadamente. Con anterioridad, se habían producido muchos intentos de fugarse del Este de Berlín, y en no pocos casos, el intento terminó en drama y tragedia, porque los llamados 'vopos', los policías del Este, "tiraban a dar" y muy frecuentemente acertaban con sus disparos al ciudadano en fuga. ¿Es excesiva la celebración de ahora? Veinte años después de aquella tarde en la que se abrió la posibilidad de que los ciudadanos del este, todavía incrédulos y temerosos, visitaran 'el otro lado' de una ciudad partida y prohibida, hay ya sobrados datos para valorar lo sucedido: del Muro y de todo lo que representaba -una ciudad y un Estado contra el Estado hermano, dos sistemas enfrentados no queda otra cosa que el recuerdo. La mejor manifestación, sin duda, es que la hoy canciller Angela Merkel era, por entonces, una ciudadana de Berlín Este que, con muchos otros jóvenes amigos, cruzó la frontera y se asomó, por vez primera, a 'la otra parte'. Cuenta Merkel que, no sabe cómo, terminaron en un piso y se tomaron una cerveza...

No es menos cierto que la apertura del Muro llegaba en medio de algunos temores: Margareth Thatcher o Francois Mitterrand coincidían en sus cálculos de que el nuevo Estado resultante de la fusión de ambas Alemanias, podría llegar a ser un país de dimensiones insoportables para la restante Europa. Ha relatado el ex canciller Kohl que solamente otro gobernante europeo del momento, el español Felipe González, animó y estimuló la gran fusión alemana y el nacimiento o renacimiento de un solo y gran país... Lo cierto es que, a lo largo de estas dos décadas transcurridas, la Alemania que se ha impuesto ha tenido que hacer un extraordinario esfuerzo económico para superar las desigualdades entre las dos partes, y que aún quedan bolsas de pobreza en el Este, y diferencias salariales sorprendentes entre empresas de las dos partes del país.

Pero, más que otra cosa, con las celebraciones de la caída del Muro se está celebrando el final de un sistema político llamado comunismo, que en poco tiempo pasó a la historia, aunque todavía queden huellas de su paso y vigencia. Mijail Gorbachov fue el gran artífice de los cambios que asombraron al mundo por esos años: el final del Muro, el final de la Unión Soviética, el final del Comunismo... Gorbachov no hacía otra cosa que permitir y alentar lo que estaban deseando muchos millones de ciudadanos a quienes el Sistema no ayudaba a prosperar, sino todo lo contrario: los atenazaba, los constreñía, impedía que alcanzaran los bienes y servicios de los que ya disfrutaba Occidente. Después de todo, en el derribo del Muro y del Comunismo fue esencial el reflejo de la 'sociedad alternativa' que mostraban los telediarios de la sociedad llamada 'capitalista'...

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