MADRID 2 Feb. (OTR/PRESS) -
En las últimas horas, dos políticos han invocado "las distintas sensibilidades". Rubalcaba ha admitido que el PP tiene "distinta sensibilidad" a la del PSOE y os restantes partidos parlamentarios a la hora de determinar la nueva política y estrategia anti terrorista. Ibarretxe ha explicado, tras su paso por los juzgados de Bilbao, que en su condición de jefe del gobierno vasco, tiene la obligación de escuchar a otras sensibilidades políticas distintas a la propia, como por ejemplo, a los batasunos de Otegi y Permach.
Sensibilidades, puntos de vista distintos al propio, a menudo radicalmente opuestos, y como se ve, que llegan a chocar con la mayoría de la opinión y hasta con la legalidad vigente. En el caso del PP, su máximo dirigente, Mariano Rajoy, tras el encuentro en el que Rubalcaba explicó a Zaplana en qué pretende modificar al Ley Antiterrorista, para que en ella tengan cabida los nacionalismos catalanes y vascos de CiU, ERC, PNV, EA y acaso hasta Batasuna..., ha reiterado que no, que no hay otra verdad que la propia, consistente en una ley antiterrorista que abomine de cualquier posibilidad de diálogo con los "antipatria".
Y que no hay otra estrategia ni política antiterrorista que la que el propio Zapatero propugnó cuando era jefe de la oposición, y a Aznar y a Rajoy les costó aceptar y asumir... En cuanto a Ibarretxe, sigue existiendo en él esa misma modalidad de "redentor" de la que parece participar el presidente Zapatero. Uno y otro están convencidos de que, más bien temprano que tarde, los batasunos deben dar el paso de abjurar de la violencia y otras prácticas que deberían dejar marginada y "en el paro" a los etarras con quienes han venido colaborando en los últimos cuarenta años de existencia.
Ibarretxe, como Zapatero, e empeñan en mantener abierta esa posibilidad, que incluso parecen compartir algunos de los etarras en su momento más sanguinarios y con trayectoria más bestial: De Juana Chaos o González Peñalba se han mostrado partidarios de la negociación y el diálogo, y consiguientemente, favorables a que alguna clase de entendimiento político supla de una vez las pistolas, las extorsiones y los secuestros. Esa es la razón de ser de las políticas que "se cuecen" y se practican en la Moncloa y en Ajuria Enea, y que llevan a Zapatero y a Ibarretxe a "retorcer la ley", según entienden sus acérrimos e incansables adversarios políticos. Desde luego, Rajoy sigue decidido a no proporcionar ninguna oportunidad de iniciativa al gobierno y e aferra a su estrategia y propósitos, consistentes en llegar al final de ETA mediante a derrota. La alternativa es idéntica: terminar con ETA, pero mediante alguna forma de diálogo que lo acelere... Distintas sensibilidades, como se ve.
José Cavero.