MADRID 30 Sep. (OTR/PRESS) -
¿Tiene porvenir la decisión del lehendakari de consultar a los vascos el 25 de octubre de 2008? No parece que nadie haya registrado temblores por el anuncio del jefe del Gobierno Vasco. Cada cual ha estado en el lugar que se le suponía que estarían, porque todo estaba cantado y previsto. Ibarretxe anunciaría su consulta y los líderes de las principales formaciones le recordarían que no está entre sus facultades ni competencias una convocatoria de esa naturaleza. Ya convoca cada cuatro años a vascas y vascos para que acudan a las urnas y elijan la opción política que deseen, como si eso no fuera suficiente derecho a la autodeterminación. Pero, no. El lehendakari quiere más: quiere que los vascos y vascas ejerzan otro derecho más, no se sabe bien en qué consiste. Las reacciones han sido las que cabía esperar, y es improbable que se vayan a modificar en el año que aún queda: De un lado, los tres partidos 'del apoyo', PNV, tal vez con algún frente opositor y resistente, la EA de Errazti y la EB de Madrazo. Pocas sorpresas en este frente. En segundo lugar, el PCTV, los presuntos batasunos del Congreso, también conocidos por 'las Nekanes', por el nombre de su portavoz. Ya han anticipado la que, a su vez, será su postura, también difícilmente modificable en el año que viene. Han sido que esa consulta no les satisface porque no han sido llamado a votar, ni lo serán, 'los otros vascos', o quienes ellos consideran que debieran estar en la misma consulta, la Euskal Herria de Sabino Arana, o sea, bañaros y vasco-franceses. Eso tampoco será nada fácil que se produzca. Y finalmente, el otro frente radicalmente opositor, de los dos partidos 'españolistas', en términos de sus adversarios, el PSOE y el PP. Ambos líderes han expresado con términos muy distintos su rotunda y radical oposición a la iniciativa-ocurrencia de Ibarretxe. Pero a quien más corresponde la respuesta al lehendakari, al jefe del gobierno Zapatero, ya ha anunciado su estrategia. "Escucharé a Ibarretxe, pero él también me tendrá que escuchar a mí".
Y no será la primera vez que haya un diálogo, probablemente tenso y desapacible entre ambos. Ya lo debió ser cuando a Zapatero le correspondió amainar los ímpetus soberanistas de Ibarretxe y su plan, que quedó descarrilado en la Moncloa y en el Congreso. Es muy probable que esta vez vuelva a suceder otro tanto, y que el lehendakari coseche un segundo fracaso, ya el último, en una carrera política que ya está llegando a su final, y no precisamente repleta de enormes éxitos en la vida política, social y económica de los vascos. Ibarretxe esta vez quiere llegar a ese referéndum haya o no haya acuerdo con el gobierno central. Ya sabe, de antemano, que no lo tiene ni podrá tenerlo nunca, por grande que sea su esfuerzo. Ibarretxe vuelve a anunciar su descomunal y desigual batalla contra molinos de viento.
José Cavero