MADRID 8 Sep. (OTR/PRESS) -
Nos ha contado, con todas clase de detalles, El Confidencial, que hay dos tipos de dirigentes del PP: los que vuelan en clase preferente y los que vuelan en turista... Dice la crónica "que todavía hay clases en el Partido Popular. Lo pudieron comprobar este lunes, en sus propias carnes, algunos de los dirigentes de este partido que más ríos de tinta han provocado a cuenta de sus tensiones y enfrentamientos en estos últimos meses e, incluso, años. Lo explicamos". Primer lunes de septiembre y, como es tradición, primer Comité Ejecutivo Nacional del PP para preparar el curso político. Con una salvedad: al tratarse de un Año Santo Compostelano, el líder de este partido, Mariano Rajoy, decidió llevarse a los suyos a ganar el jubileo, y allá que se presentaron todos.
Esta vez, de hecho, no faltó nadie. Es más, después de meses ausente por culpa de su suspensión de militancia, el recientemente perdonado Manuel Cobo, también acudió a Santiago de Compostela. Nada mejor que un peregrinaje a una de las cunas de la civilización cristiana para terminar de limpiar el alma. Sin embargo, en la dirección del PP debieron pensar que ni la asistencia a la Misa del Peregrino ni la indulgencia plenaria adquirida eran suficientes para el compadreo posterior. De ahí que a la hora del viaje se dejara sentado, y bien sentado, que no todos los asientos eran iguales. Así, para sorpresa del resto de los viajeros del vuelo Santiago-Madrid de la tarde del lunes, a eso de las seis, el avión presentaba dos imágenes bien distintas: por un lado la plana mayor del PP, el núcleo duro de Rajoy con el líder a la cabeza, Cospedal, Moragas, Pastor Todos ellos en clase Business. Y por otro lado, los díscolos, para más sorna en la misma fila de asientos: Esperanza Aguirre, Manuel Cobo y Alberto Ruiz-Gallardón, los tres en clase turista, que no se diga, que por eso tienen cargo público pagado con los impuestos de los ciudadanos. "Sólo que esos billetes corren a cuenta de Génova 13".
Sigue contando esta divertida crónica que tampoco se libró de la clase turista la mismísima Ana Botella, y es que si su jefe, el alcalde Gallardón, se conformaba con un asiento "entre el populacho", la concejala del Ayuntamiento de Madrid no podía colarse en primera clase, por mucho que habitara la Moncloa durante 8 años. Por último, entre la clase turista se acomodó Juan José Güemes, ex consejero de Sanidad de Aguirre, y ahora prácticamente retirado de la política en el IE Business School. Pero Gallardón, Cobo y Aguirre no fueron los únicos que tuvieron su oportunidad de purgar sus pecados aprovechando el Año Santo. Francisco Camps se atrevió a viajar a Santiago y a reaparecer en una reunión de la cúpula del PP. El presidente valenciano había evitado en los últimos meses este tipo de encuentros, que habitualmente se celebran en la capital de España, a raíz del caso Gürtel, pero no se resistió a la llamada del Apóstol. Tranquilizado por el respaldo de Rajoy a su candidatura a las autonómicas de 2011, Camps se volvió a fotografiar junto a su líder y asistió, con la devoción que le caracteriza, a la misa ofrecida en la catedral por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio. ¿Intercederá el Apóstol ante la Justicia por el presidente valenciano?
Ciertamente, no fue una demostración de laicismo la de los dirigentes del PP.