Actualizado 01/07/2010 14:00

José Cavero.- La estrategia de Montilla.

MADRID, 1 Jul. (OTR/PRESS) -

Algunos de sus correligionarios socialistas, como Alfonso Guerra o Alfredo Pérez Rubalcaba, no han ocultado la sorpresa que les está causando la actitud de José Montilla tras el fallo del Tribunal Constitucional que recorta el Estatuto catalán de autonomía. Guerra y Rubalcaba, dos veteranos del PSOE, se sorprenden. Ha dicho el primero, que preside la Comisión Constitucional del Congreso, que le resulta extraño que Montilla diga a la vez que se ha salvado el 95 por 100 del Estatuto y pida que los ciudadanos se manifiesten. A su vez, Rubalcaba se ha mostrado desconcertado por el tono reivindicativo del president.

En resumidas cuentas, y como relata una crónica política de un diario barcelonés de este miércoles, Montilla desconcierta al PSOE por ondear la bandera del desencanto, y añade que el Gobierno central esperaba del president que celebrara el fallo del TC como una derrota de las tesis del PP. Se añade en esta crónica que, frente a las aspiraciones de Montilla, que pretende ahora llevar la desafección catalana a la Moncloa y que aspira a convencer a Zapatero para cambiar leyes y reactivar y hasta superar lo anulado por el TC, la Moncloa desdeña, de entrada, reparar con carácter de urgencia y con leyes orgánicas el tijeretazo del TC.

Desde el punto de vista del PSOE y del Gobierno "de Madrid" se ven las cosas de manera distinta a como se contemplan desde el PSC y el tripartito. Para Zapatero, el Gobierno y el partido que lo sustenta el fallo del Tribunal Constitucional ya fue, por sí mismo, un éxito muy notable, tras una espera insoportable y con el temor de que pudiera prolongarse todavía más tiempo. Un éxito en sí mismo, y contra quienes plantearon los recursos atendidos parcialmente por los magistrados del TC, pero también una derrota de los adversarios del PP, que "sólo" han visto satisfechas algunas de sus aspiraciones contra ese combatido estatuto que, con toda probabilidad, marcará el futuro de todos los restantes estatutos que se han revisado o revisarán. A Núñéz Feijoo le ha faltado tiempo, por ejemplo, para anunciar que propondrá esta legislatura una reforma constitucional del Estatuto de Galicia, y en la Comunidad Valenciana, Francisco Camps ha expresado, a su vez, su decisión de aplicar la llamada "cláusula Camps" para obtener tantas competencias como finalmente haya alcanzado el Estatuto catalán, una vez recortado por el TC. O sea, que unos y otros piensan beneficiarse de la comparación que efectúen de las mil páginas de la sentencia que ahora mismo están elaborado sus señorías tras su fallo.

Pero también hay que aplicarse a entender la actitud de Montilla, en esta hora. Primero, celebra, en efecto, la derrota del PP, pero no puede olvidar que una buena campaña de propaganda puede intentar hacer ver negro lo que es blanco, y pudo comprobar las prisas de Sáenz de Santamaría -con Trillo al fondo- y de Alicia Sánchez Camacho, con las elecciones autonómicas a la vista, por dar su propia versión triunfante. Por si fuera poco, en la misma carrera por apuntarse tantos están tanto sus coaligados del tripartido, ERC e ICV, como sus adversarios de CiU. Todo lo cual explica que Montilla quiera estar a la cabeza de esta manifestación, como lo ha estado durante los pasados cuatro años de reivindicación para que el fuego de las reclamaciones contra los magistrados no se apagara ni olvidara: recursos contra los magistrados, editoriales conjuntos para mantener los ánimos en tensión. Ahora no puede limitarse a celebrar que el PP perdiera más.