MADRID, 19 Oct. (OTR/PRESS) -
Muchas veces se plantearon los analistas de la vida pública la cuestión de cómo era posible que el PP, enfangado en la trama Gurtel, no sufriera sus efectos en resultados electorales, y hubiera incluso registrado avances en las elecciones gallegas, o europeas en los momentos en que se revelaban los aspectos más impresentables del escándalo. Es cierto que ha coincidido con unos momentos especialmente críticos por lo que se refiere a al marcha económica y a los efectos de esa crisis, contabilizables en el número de parados. Pero aún así, sorprendía el avance que registraba el PP en las encuestas de opinión. Ahora, por vez primera, empieza a comprobarse que esa trama ha comenzado a tener peso decisivo a la hora de considerar las posibilidades de Rajoy para ocupar la Moncloa dentro de un par de años, cuando se desarrollen las elecciones generales de 2012.
La encuesta que proporciona este domingo el diario El País advierte que el 62 por 100 de los ciudadanos cree que Rajoy está gestionando mal o muy mal la crisis abierta por el escándalo de la corrupción, y siete de cada diez votantes del PP consideran que nos hallamos ante un asunto grave y que afecta a las aspiraciones de Rajoy de llegar a la Moncloa. No queda mejor parado el presidente valenciano, y del PP valenciano, Francisco Camps: el 68 por 100 de los españoles sigue sin creerse su versión sobre los trajes y el 59 por 100 opina que no está capacitado para seguir gobernando y el 66por 100 que debe dimitir. Es decir, que en uno y otro caso, la credibilidad de los dirigentes políticos se ha puesto severamente en entredicho, y no resultará fácil que se enderece tal situación, por mal que esté la cotización del adversario. Hasta el punto, es la conclusión de la encuesta de El País, de que en quince días, en sólo quince días habría perdido un punto de la ventaja que había llegado a tener sobre el PSOE en intención de voto, y se advierte, asimismo, que tras los sucesos valencianos de la última semana, la tendencia ascendente de los populares se ha frenado en seco.
Hay otra serie de datos a tener en consideración: un 48 por 100 de los votantes del PP dice que no cree al presidente Camps, seis de cada diez españoles observan falta de autoridad en Mariano Rajoy a la hora de enfrentarse al escándalo, casi el 80 por 100 de los españoles considera que el caso es un asunto grave.
Todos esos datos los habría proporcionado la "semana de pasión" desarrollada en Valencia con ocasión de la destitución de Ricardo Costa y las tensiones y contradicciones que protagonizaron Rajoy y Camps en ese episodio cerrado en falso. Los analistas ponen de relieve que una vez alcanzado Costa, Camps ha quedado seriamente alcanzado. Incluso las alianzas establecidas en el Congreso del PP desarrollado en Valencia parecen tambalearse. El apoyo a Camps es sumamente frágil, y puede haberse iniciado el comienzo de su final político. Pero tampoco se ve libre de culpa Rajoy, que ha aparecido sin más equipo que su secretaria Cospedal y el "outsider" Fraga: Los restantes miembros de la directiva parecen haberse escondido para mejor ocasión: Arenas, Gallardón, Mato. La falta de coordinación del partido lo ha conducido a un punto de desconcierto del que tampoco lo ha salvado la manifestación antiabortista, "con participación libre": Acudieron Aznar, Cospedal, Aguirre, Mayor Oreja, pero prefirieron tomarse el día libre los restantes directivos del partido.
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