Actualizado 19/04/2008 02:00

José Cavero.- Liberal, conservador o socialdemócrata

MADRID 19 Abr. (OTR/PRESS) -

Es dudoso que, finalmente, Esperanza Aguirre consiga uno de sus propósitos, acaso el único al que "juega": debatir sobre la ideología predominante en el seno del PP. Entre otras cosas, porque la propia Aguirre añade confusión sobre confusión a tal debate. Empezó exhibiendo su presunta condición de liberal, que muchos niegan en razón de su propia acción política, para oponerla a la ideología conservadora. Dijo Aguirre que lo liberal es justamente lo contrario a lo conservador, de manera que, venía a decir, el PP debiera elegir entre una y otra ideología.

Ahora, a esa lucha ideológica añade un condimento nuevo, al asegurar que ella sigue siendo la liberal que pelea con los socialdemócratas, y que Rajoy es el líder favorito para los socialdemócratas. Muy pocos siguen estos "discernimientos" de esperanza. Esta vez lo ha hecho Pío García Escudero, que probablemente ya está arrepentido de haber entrado a ese trapo de la presidenta madrileña. Aguirre insiste en que no la apoyan los socialdemócratas, ni, acaso, los conservadores, suponiendo que lo haga algún liberal despistado, de los que aceptan sus muy controvertidas actuaciones políticas, como las que sostienen una televisión "pública" perfectamente alineada con los intereses de "la dueña".

No parece que el PP vaya a detenerse demasiado tiempo en esas peleas dialécticas, sobre si galgos o podencos, si liberales, conservadores o socialdemócratas. Además, parece una pelea "ya vista", que se produjo en su momento en la UCD de Suárez, donde convivieron, y progresivamente a peor, los azules del propio Suárez y de Martín Villa, los democratacristianos de Álvarez de Miranda, de Otero Novas o de Oscar Alzaga e Iñigo Cavero, y los socialdemócratas de Fernández Ordóñez, Luis González Seara. Aquello acabó "como el rosario de la aurora", porque cada uno de esos barones prefirió mantener su propio corralito y "tirar para casa" y combatir al "enemigo interno".

Suárez abandonó la presidencia del Gobierno y la dirección de la UCD agotado de estas luchas interiores, aunque hubiera otras razones supremas, como la falta de confianza que le demostró el Rey en determinado momento. Pero llegó a ver, desde el Palacio de la Moncloa, cómo su grupo parlamentario, dirigido por Alzaga y Herrero de Miñón, contradecía sus propias instrucciones y votaba contra proyectos del gobierno. Hoy por hoy es impensable que en el PP se pudiera producir algo parecido, sobre todo, porque cada vez parece un partido más alejado del poder, y esta clase de cuestiones interiores no le ayudan a aproximarse a "la alternancia".

Esperanza Aguirre tiene otra gran cuestión a la que responder: si está o no decidida a competir con Rajoy por la presidencia del PP, y lo que es lo mismo, si existe la posibilidad de que pudiera lograr esta finalidad. Es dudoso que termine presentando esa candidatura, y por eso distrae a propios y extraños con estas otras cuestiones doctrinales e ideológicas

José Cavero.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

Políticos, ¡convertíos!

Foto del autor

Fernando Jáuregui

La interesante 'doctrina Armengol'

Foto del autor

Victoria Lafora

Hoy se zurran, mañana pactan

Foto del autor

Carmen Tomás

30.000 millones de gasto en un mes