Actualizado 20/01/2007 01:00

José Cavero (2).- El moralista Aznar

MADRID 20 Ene. (OTR/PRESS) -

Sin retirarse del todo de la vida pública, Aznar navega entre dos aguas: a las órdenes de un gran magnate de la comunicación y en la presidencia de una Fundación de muy altos vuelos. Y de vez en cuando aparece en titulares de periódicos por razón de sus "doctrinas" o mítines. Ahora lo ha hecho desde Milán, donde ha recibido un doctorado honoris causa, probablemente muy merecido, pero que le ha dado oportunidad para "adoctrinar al personal". Aznar exhorta a que debiera producirse en Europa un rearme moral, sobre las bases de sus raíces cristianas, sin las que, ha dicho, no se explican los valores sobre los que se sustentan las democracias liberales occidentales.

Es una frase redonda, y unas cuantas más como ésta completaron el discurso del homenajeado moralista y doctor. Pero algo rechina, en esa moralidad que pretende abanderar y sobre la que adoctrina. Cualquier con muy poca memoria recordará que Aznar estaba, con sus amigos Bush y Blair, en la proclama que condujo a la invasión de Irak. Todos los días hay un tributo de sangre en Irak, y cabe suponer que cada vez que oiga las noticias de lo que acontece en Irak Aznar tenga alguna preocupación, incluso algún remordimiento, porque alguna responsabilidad sí tuvo en aquella inicua intervención que ha conducido a los actuales desastres de la guerra".

Por cierto, que la invasión y la guerra se produjeron en contra de la opinión del Papa, que apeló a su autoridad moral, él si la tiene, para disuadir de esa clase de actuaciones armadas y sangrientas, y contra el parecer de la mayoría de los países que tienen cobijo en las Naciones Unidas. Ninguna de esas autoridades le importaron suficientemente.

Pero, si profundizamos algo más en la vida y milagros de este don José María, salta a la vista otro episodio sorprendente, que en su día probablemente le costó una erosión de imagen y de prestigio grandes. Me refiero a la boda de su amadísima hija Ana, en el formidable marco del Templo Basílica de El Escorial y con no se sabe ya cuántos miles de personajes famosos llegados del mundo entero. Una boda "de princesa", en la que, por ejemplo, y como demostración de inconveniencia y abuso manifiestos -abuso de posición dominante, dice la terminología que emplea la UE- se emplearon servidores del orden del Estado.

¿Tiene derecho a explicar moral a los ciudadanos el ilustre doctor por Milán, y a proclamar la necesidad de un rearme moral general? Más bien pudiera ser demostración clara del relativismo moral que nos caracteriza...

José Cavero.

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