Actualizado 27/10/2009 13:00

José Cavero.- Murió don Sabino.

MADRID 27 Oct. (OTR/PRESS) -

Los periódicos de este lunes modificaron sus primeras páginas, durante las horas de la madrugada, para dar la noticia que se había producido el fallecimiento de quien fuera jefe de la Casa del Rey, don Sabino Fernández Campo. Una infección intestinal le obligó a una intervención quirúrgica y las complicaciones que aparecieron a continuación, en buena medida a causa de su avanzada edad, hicieron imposibles los remedios médicos.

Ya el viernes, con ocasión de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, el propio don Felipe, en su intervención, había hecho una cariñosa referencia a la grave situación de don Sabino, sin duda un personaje de primerísima importancia en la historia de la transición española y, en particular, en las actuaciones públicas de don Juan Carlos en ese tiempo crucial. Don Sabino fue particularmente crucial en las horas del golpe de estado del 23 de febrero de 1981 y quedó para la historia su frase "ni está ni se le espera", que dedicó al entonces general Armada, que los golpistas dieron como enlace imprescindible entre los golpistas y el jefe del Estado.

El importantísimo papel de don Sabino en aquellas jornadas críticas ha sido reflejado con detalle en varios estudios periodísticos e históricos. Nadie duda de que contribuyó de manera decisiva al fracaso de aquel golpe de Estado. Precisamente, Sabino había sido quien sucedió al general Armada en el Palacio de La Zarzuela en 1977 y una de sus preocupaciones, y hasta ocupaciones, en aquellos años, fue desactivar las intentonas golpistas. Se mantuvo en el cargo de jefe de la Casa Real hasta 1993 y pasó a ser asesor privado de don Juan Carlos. Consejero inteligente y eficaz, a quien también había correspondido el plan de educación del príncipe don Felipe.

Como se ha escrito en estas horas siguientes a su desaparición, don Sabino fue un hombre decisivo en el momento más difícil. Su larga trayectoria, de casi dos décadas en La Zarzuela, se caracterizó siempre por su impecable discreción, por su silencio y su prudencia..., por más que, en otra de las necrológicas aparecidas en estas horas, se cuenta que en los últimos años a Fernández Campo le gustaba transgredir y romper esa fama de hombre discreto que siempre le acompañó. Para él, la lealtad era decir siempre lo que sientes y "estar dispuesto a dejar tu puesto si lo que dices no gusta". Esta frase movió a más de uno a pensar que su salida de la Casa Real tuvo que ver con alguna falta de coincidencia con las ideas de don Juan Carlos...

Como expresaba don Felipe en su discurso del viernes, Fernández Campo era "don Sabino" para todos los integrantes de la Casa Real, una persona entrañable y a la que la Familia del Rey mostró su permanente afecto. Precisamente, la enfermedad que le ha llevado a la muerte ha sido seguida con grave preocupación y dolor. En particular, se distinguió la afinidad de doña Sofìa hacia don Sabino. Los elogios mutuos fueron frecuentes, para señalar la profesionalidad de uno y otra. Durante las casi dos décadas que permaneció en "la casa", don Sabino se dedicó con abnegación a la Corona.

El ex jefe de la Casa del Rey no había descartado hacer públicos, antes de su muerte, sus propios escritos sobre lo acaecido el 23-F, aunque ya había expresado repetidamente sus ideas sobre aquella fecha. No es del todo cierto lo que dijo: "Mi papel se redujo a estar al lado del Rey, atender los teléfonos cuando su majestad no podía, por la gran cantidad de llamadas que se produjeron, y mantener hasta el final, de acuerdo con las instrucciones del Monarca, una decisión que se tomó desde el primer momento". Sabino también había relatado que le gustaba escribir sus memorias..., "y que una vez escritos esos recuerdos, los rompía en pedacitos para que nadie caiga en la tentación de buscarlos en la basura. No se imagina todo lo que han ofrecido por esas Memorias", confesaba.

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