Actualizado 10/05/2008 02:00

José Cavero.- Se nos anuncia otra mega boda

MADRID 10 May. (OTR/PRESS) -

En la segunda y última legislatura de Aznar hubo algunos mayúsculos disparates, como el compromiso con la invasión de Irak. Pero no fue el único: muchos políticos, analistas, observadores y ciudadanos "de a pie", señalaron que se produjo otro mayúsculo disparate con la "megaboda" de El Pardo, en el que el presidente del Gobierno casó a su hija con Alejandro Agag. Aquella boda "imperial" o "real", a la que fueron invitados altísimos cargos de gobiernos extranjeros o de financieros "de discutida moralidad" -desde Berlusconi a Los Albertos-, fue para muchos, incluidos militantes del PP, una de las "barbaridades" que desacreditaron al entonces inquilino de la Moncloa. Pues bien, una crónica "de sociedad" nos anuncia ahora otra megaboda también de grandes dimensiones. Se nos cuenta, con la firma de Jesús Mariñas, algunos de los detalles que Ana Bono habría proporcionado acerca de la inminente boda entre su hija mayor y el hijo pequeño de Raphael, a la que acudirán ochocientos invitados. Según el cronista, esta nueva "megaboda" tendrá lugar el próximo 28 de junio en el Palacio Tavera, en Toledo, donde mantiene su actual residencia el presidente del Congreso y de las Cortes Generales, y padre de la novia, José Bono. Mariñas proporciona algún otro dato del futuro acontecimiento social, como que la mamá de la novia irá vestida por Eduardo Ladrón de Guevara...

Desde luego, cada padre y madre son muy dueños de casar como les plazca a sus hijos, faltaría más. Pero a la gran mayoría de ciudadanos les volverá a parecer "una pasada" una boda de esas dimensiones por parte de un alto cargo de las instituciones del Estado. Si acaso, la Casa Real. Pero mejor hubiera sido que el bodorrio se hubiera producido en los tiempos en que Bono no ejercía cargo alguno: después de haber sido presidente de la Comunidad manchega, después de haber sido ministro de Defensa, y antes de su actual condición de Presidente de las Cortes Generales y del Congreso. Es decir, que hubiera participado "de paisano" y no revestido de su condición oficial y con derecho a vehículo, conductor, teléfono móvil y ordenador a cuenta de los presupuestos generales del Estado. Porque ésa es la primera reflexión que muchos se harán, al tener noticia de esa megaboda con 800 invitados: "¿De dónde saca "pa" tanto como destaca?", como se pregunta la zarzuela. Esta zarzuela con minúscula, claro. Porque siempre persiste esa duda: ¿se emplearán dineros públicos, o tanta fortuna han acumulado sus padres para hacer esa clase de ostentación y boato, que con toda probabilidad provocará multitud de "maledicencias"?

El propio Bono, en un discurso que acaba de proclamar en la presentación de un libro, recuerda el consejo de "un cardenal de la Iglesia, amigo mío": El peso de la púrpura es el silencio, decía el cardenal y reproduce Bono, antes de añadir: Conozco el valor de la discreción... Pero yo seguiré yendo adonde pueda y quiera". Desde luego, el padre de la novia, y con su invitación a 800, no sigue el consejo cardenalicio. Una revelación: cuando Zapatero se empeñó en que Bono fuera presidente del Congreso, pese a la resistencia de muchos en su partido y en otros, más de uno expresó su temor: "A ver qué pifia nos depara don José".

José Cavero.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

Políticos, ¡convertíos!

Foto del autor

Fernando Jáuregui

La interesante 'doctrina Armengol'

Foto del autor

Victoria Lafora

Hoy se zurran, mañana pactan

Foto del autor

Carmen Tomás

30.000 millones de gasto en un mes