MADRID 26 Feb. (OTR/PRESS) -
Mientras algunos empiezan a reclamar que Alcaraz se lance, y aproveche la siguiente oportunidad para presentarse a las elecciones con programa propio y largue sus discursos en el Congreso, si obtiene el acta, e incluso que compita con Rajoy y Acebes por el liderazgo del PP, otros invitan a prestar atención a la larga conversación que Arnaldo Otegi mantiene en el diario 'La Vanguardia' sobre 'la situación'; 'el conflicto' o el 'proceso', vasco, en todo caso. Sorprende, además, la moderación y buen talante del batasuno cuando su colega de manifestaciones y de portavocía de HB, Josefa Permach, estaba en prisión ¿Qué dice don Arnaldo, en esta fase de mansedumbre y relajación que nos transmite desde Cataluña? Entre otras cuantas cosas más, no menos reveladoras e incluso sorprendentes, que el Estado español no tiene que pagar un precio político a ETA ni a nosotros. La independencia sólo se puede construir desde vías pacíficas y democráticas. Autonomía, federación, al final la ciudadanía decide y eso resuelve el conflicto. Lo deseable sería una posición común de los dos grandes partidos. Haremos lo que haga falta para mantener el proceso, no hay alternativa. Queremos cambiar un tablero de confrontación por otro de seducción. La autonomía de cuatro provincias resuelve el conflicto. Preferimos un lehendakari vasco navarro del PSOE a un soberanista en Vitoria. Una izquierda abertzale en las instituciones es garantía de las instituciones.
¿Sorprendido, no? Este Otegi que todavía no da el paso firme, valiente y definitivo de romper con ETA, de discrepar con los atentados terroristas de la banda y con la violencia callejera de sus 'cachorros de ETA', que no se sabe bien si hace declaraciones en serio o está de broma, a quien no se sabe bien si cabe creer o si merece el menor crédito, o si en realidad está haciendo méritos para que se le apruebe una candidatura a las elecciones municipales de mayo, este mismo Otegi que recientemente explicaba que no tenía otra pretensión que una comunidad autónoma con las tres provincias vascas más Navarra, siempre que así lo quisieran los vascos y los navarros -y el resto de los españoles, posiblemente-, este don Arnaldo vuelve a suscitar toda suerte de desconfianzas, y provoca que se esté muy atento a sus siguientes movimientos y manifestaciones. ¿Tienen aprobación sus tomas de posición, está echando faroles, juega fuerte al mus?
Desde luego, se compadecen mal estas afirmaciones con los planes que se temen de la banda, con las movilizaciones de cada noche en localidades en las que 'actúan' los borrosos, y hasta con la huelga de hambre de De Juana. Todo es tan novedoso que deja perplejo y atónito al personal.
José Cavero