MADRID 28 Nov. (OTR/PRESS) -
Con bastante probabilidad, también el juez es 'de raza', como suelen decirse de los profesionales de una pieza, entregados a su causa, serios y solventes. Pero en este instante, el juez del 11-M, Javier Gómez Bermúdez, pasa por un momento "desgraciado" y hasta funesto, por causa del libro que le ha "tributado" su mujer, la periodista Elisa Beni, 'La Soledad del juzgador'. Beni ha conseguido dejar en soledad a su esposo: Lo abandonaron sus colegas en el acto de presentación del libro sobre las peripecias "interiores" del famosísimo juicio, en abierta discrepancia con el contenido de la obra de la periodista, se supone que alentada o inspirada en confidencias de su esposo, y construida, asimismo, sobre comentarios que otros jueces nunca esperaron que iban a ver la luz de un producto editorial.
Pues bien, esta mala racha del juez está siendo alentada e impulsada por quienes ya con anterioridad no le tenían ningún aprecio personal, por haberse opuesto -el juez- a ideas conspiratorias o conspiranoicas, como también han sido calificadas las de algunos medios informativos, periodistas, abogados defensores y políticos que echaron mucha leña al fuego de un escándalo, el juicio del 11-M, que no lo fue, y que terminó de modo ejemplar y probablemente con una sentencia también ejemplar.
El otro hombre del momento, no cabe duda, es el político de raza, el "nacido para esto", como calificó el domingo el presidente Zapatero a su fiel Pedro Solbes. Solbes ha aceptado volver a ser el vicepresidente económico en el caso de que Zapatero y el PSOE vuelvan a revalidar el gobierno de la Nación, algo que parece bastante asumido por la sociedad en su conjunto, o en buena parte de la misma. Sólo Rajoy insiste en sus posibilidades de victoria, pero eso forma parte del guión de un candidato que no quiere dejar de serlo incluso a cien días de las urnas que arrojarán el resultado definitivo. Solbes, qué duda cabe, es un elemento esencial y un complemento formidable para la candidatura de Zapatero. Solbes ha sido la garantía de una política económica seria, estable, razonable, capaz de merecer el apoyo de los agentes sociales, empresarios y sindicatos por igual, y de merecer confianza a la inversión extranjera, por igual. Qué duda cabe que, en las anteriores elecciones, el rumor de que el responsable económico podía ser el profesor Sebastián, era una rémora y una dificultad para muchos de tales agentes sociales. No terminaba de merecerles toda la confianza su programa económico, y presionaron hasta lograr que saliera de la Oficina económica de la presidencia del Gobierno.
Es lo que ahora parece haber logrado, en negociaciones previas, el vicepresidente Solbes para seguir siéndolo en los cuatro años siguientes. El político-económico Solbes será quien siga determinando la política económica, y las previsiones económicas, y el superávit de cuentas que han caracterizado sus cuatro años de "político de raza", experimentado y capaz de llevar la contraria al mismísimo presidente.
José Cavero