Actualizado 03/10/2010 14:00

José Cavero.- Posiciones inalteradas de Gobierno y centrales

MADRID 3 Oct. (OTR/PRESS) -

Tardaron poco tiempo, los sindicatos -posiblemente minutos- en dar la réplica a las declaraciones que el presidente Rodríguez Zapatero había hecho, este viernes a las nueve de la mañana, a Radio Nacional, como primera interpretación de la huelga del miércoles. Rodríguez Zapatero había dejado claro que no retocará la reforma como demandan los convocantes del paro general. "Sé muy bien lo que piensan los sindicatos, pero este país necesita reformas y soluciones difíciles para salir de la crisis", se justificó el jefe del Ejecutivo en esa primera reflexión en profundidad tras la convocatoria sindical.

El jefe del Ejecutivo considera "imprescindible" el nuevo marco laboral. Zapatero espera una "señal" de los sindicatos para retomar el diálogo social una vez que Corbacho sea relevado. Es decir, venía a concluir Zapatero, que "las opciones fundamentales de nuestra política económica y de reformas se van a mantener, porque no sólo son necesarias, sino imprescindibles para el país". El presidente del Gobierno descartaba de esta manera introducir la reforma laboral en el menú de diálogo ofrecido a los sindicatos tras la huelga general. Zapatero pide "no levantar expectativas de cambio" en la reforma laboral. Entre otras razones, porque no lo entenderían ni los mercados ni los ciudadanos. ¿Modificar una ley debatida y aprobada en el Congreso, después de que los propios sindicatos hubieran demostrado su incapacidad para atender ese mismo encargo de una ley consensuada con la patronal? De manera que el presidente cerraba la puerta a cualquier modificación del nuevo marco laboral "aprobado por el Parlamento". "No deberíamos levantar expectativas", zanjó Zapatero para acotar las materias abiertas al cruce de ideas con los sindicatos en una oferta de diálogo que no se materializará de forma inminente: "No les he llamado aún, tenemos que dejar que las aguas se serenen un poco después de la convocatoria de la huelga general". El jefe del Ejecutivo espera ahora "alguna señal" de UGT y CCOO para "empezar a trabajar" en torno a una agenda de contenidos dentro del ámbito sociolaboral: "Políticas activas de empleo, negociación colectiva, constitución del fondo de provisión el llamado fondo austriaco, pensiones, política industrial y política energética".

Esta relación de materias constituye el "amplio campo en el que los sindicatos van a ser convocados al diálogo", según adelantó Rodríguez Zapatero. Elevar la edad de jubilación "es una buena fórmula", según el presidente. ¿Cuándo? No de forma inmediata. La marcha del ministro de Trabajo a Cataluña para reforzar la candidatura del PSC en las elecciones autonómicas, condiciona el calendario. "Nombraré un nuevo ministro a mediados de octubre y ese será el momento en el que empezaremos a trabajar", concretó Zapatero. "Habrá que ir desbrozando el camino poco a poco desde ese momento", se comprometió el presidente apelando a la "prudencia" y a la espera también de la propuesta que le planteen los sindicatos. Pero los sindicalistas apenas han esperado a dar su respuesta: Méndez ha declarado: Nuestra exigencia de rectificación de la reforma laboral es firme y perdurable en el tiempo". Y alega que la política económica de Zapatero es neoliberal, "una política neoliberal clásica", dice Méndez , y que Zapatero se ha rendido a la economía especulativa., contrariando lo dicho por el presidente: que sigue haciendo política de izquierdas y progresista...

Como ambas partes se creen vencedoras en el pulso del 29-S, nadie se muestra dispuesto a ceder un milímetro de las posiciones anteriores. Entre otras razones, porque Zapatero ha sacado adelante su ley, una vez que los sindicatos demostraron su incapacidad para consensuar la que le había sido encargada a ellos. Cabe preguntarse ¿qué autoridad tienen los líderes sindicales, desautorizados en la huelga y por la opinión pública y sin más apoyo parlamentario que los siete diputados que se sumaron al paro del miércoles?.

En cuanto a la futura reforma del sistema de pensiones, el jefe del Ejecutivo se mostró "dispuesto a intentar convencer" a los agentes sociales de que la propuesta sugerida por el Gobierno al Parlamento el aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años "es una buena fórmula", aunque se dijo abierto también a "escuchar otras fórmulas alternativas". "Todavía hay un amplio campo para el diálogo", en este campo, aunque, a su juicio, es preciso actuar, ya que el sistema "goza ahora de buena salud, pero hay que ganar tiempo al futuro", advirtió. Zapatero dijo ser consciente de que algunas de las medidas emprendidas en los últimos meses para apuntalar la economía española son "duras y difíciles", pero las defendió como "imprescindibles para evitar que en el futuro una crisis económica nos vuelva a provocar una sangría de paro". "¿Usted sigue haciendo una política de izquierdas?", se preguntó al jefe del Ejecutivo. "Absolutamente progresista", respondió rotundo. "No hay política progresista si no se asume qué necesita nuestro país para seguir haciendo políticas sociales", se justificó.

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