Actualizado 09/02/2010 13:00

José Cavero.- Rajoy, en la cresta de la ola.

MADRID, 9 Feb. (OTR/PRESS) -

Las encuestas de la última semana, todas ellas, han indicado que la candidatura de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno crece y se consolida de día en día. No resulta fácil determinar la razón de ese éxito, salvo que su adversario, el jefe del Gobierno parece rodeado, asediado, cercado por los problemas que ha traído consigo la crisis económica: un paro insoportable, unos costes elevadísimos de los parados y de la iniciativa que pretende tener el Estado, en este momento de parálisis de actividades privadas. Por si fuera poco, la Bolsa también dio la impresión, la semana pasada, de que se resistía a apoyar al Gobierno de turno en el final de la gran recesión. Y así las cosas, Rajoy crece, sus leales son más y más. Si acaso, desde sus propias filas se ha levantado alguna voz para preguntarle si el PP tiene un plan, si tiene en sus propósitos algo más que pensar en sustituir a Zapatero.

Jaime Mayor Oreja ha señalado que el PP debe pensar en algo más que en sustituir al Gobierno. Y el propio Rajoy se ha visto en la necesidad de responder a Mayor Oreja que, en efecto, el PP tiene un plan... Pero desde algún diario se destaca, hoy mismo, que Rajoy elude pronunciarse sobre las pensiones y la reforma laboral... Pero a Rajoy no le bastan las reformas y exige a Zapatero una rectificación total... Pone de relieve este lunes La Vanguardia otro aspecto delicado: el mensaje de Rajoy a los mercados: España es de fiar, pero Zapatero no lo es. Algo así como "todo vale para derrocar al rival"...

Rajoy ha resistido a los embates en su propio partido y por parte del partido gobernante. Pero resistir no parece que sea suficiente razón para el jefe de la oposición. No se le termina de conocer un programa de actuación, que sus adversarios aseguran que ni siquiera tiene. Ni tampoco se sabe otra cosa salvo que se opone a todo lo que el Gobierno propone y plantea. Rajoy y sus leales se vienen ofreciendo para gobernar ya, en cualquier momento de estos días... Como si nos halláramos en los días finales de una campaña electoral, en sus mítines últimos.

Y, sin embargo, ni siquiera hemos llegado a la mitad de la legislatura. Es decir, que, salvo que ocurriera algo impensable, a Zapatero y su gobierno le quedan por delante dos años para salir de la crisis, para volver a los cauces de las buenas prácticas y para recuperar los viejos tiempos del crecimiento del producto interior bruto y de la recuperación del crecimiento de empleo. Exactamente como antes de la crisis, cuando se aspiraba y rozaba el pleno empleo, cuando nuestro PIB nacional crecía como el que más en la zona euro y en toda Europa, y cuando se llegaba a hablar de "modelo y milagro español". Dicen desde el Gobierno que eso será posible pronto, una vez que los actuales brotes, blancos o verdes, terminen de salir a la superficie y no pocas desconfianzas también se eliminen por efecto de mejores perspectivas económicas.

Pero, de momento, Rajoy llena las plazas de toros y encabeza las encuestas de opinión. No se sabe bien con qué méritos, por qué razones, salvo por la mala racha que padecemos, y de la que comprobamos que no resulta sencillo salir ni superar. Hay que convencer a los mercados internacionales de que este país siempre fue solvente y cumplió sus compromisos. Pero al partido opositor sólo le basta proclamar que hará todo lo contrario de lo que ha venido haciendo y hace el partido que gobierna... Eso sí, descarta medidas drásticas como la moción de censura o el adelanto electoral. Sólo parece esperar que el adversario se derrumbe por sí mismo, y termine por arrojar la toalla...