MADRID 31 Ago. (OTR/PRESS) -
El periódico barcelonés La Vanguardia da cuenta hoy de las " varias semanas de trabajo a fondo en la reforma del Senado. Y sostiene que "hacen bien los incrédulos en dudar del sentido de la aseveración, porque lo que de verdad se lleva a cabo son unas obras de reforma en las zonas del Senado destinadas a los medios de comunicación y a las taquígrafas. La Cámara se va a gastar medio millón de euros en mejorar unas oficinas que se habían quedado un tanto envejecidas y pequeñas para la creciente actividad de la institución. Cuenta, seguidamente, lo que en esta materia de las reformas pendientes opinan los distintos partidos- Los socialistas destacan los avances liderados por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero: la creación de las conferencias de presidentes -se han celebrado cuatro- o las sesiones de control al Ejecutivo una vez al mes. También su apoyo al impulso para el uso de las lenguas cooficiales.
A su vez, en las filas populares se recuerda que fue Mariano Rajoy, siendo ministro de Administraciones Públicas, quien dio el paso más claro para llevar a cabo la reforma de la Cámara. Se creó una ponencia en 1996, pero sus trabajos se bloquearon dos años después. El actual sistema de designación de senadores les beneficia. Los populares se oponen a extender ahora el uso de las lenguas cooficiales a los plenos alegando motivos económicos. En cuanto al grupo formado por los senadores del PSC, ERC e ICV-EUiA, Entesa, se sitúa en primera línea a la hora de reclamar la reforma del Senado para ganar en representación territorial.
La necesaria reforma de la Constitución con mayorías cualificadas es el escollo. Recuerda también que en el primer intento de reforma, CiU reclamó que la Constitución recogiera los hechos diferenciales de las comunidades autónomas. Son partidarios de explotar al máximo las potencialidades de la Cámara. E indica que los nacionalistas vascos admiten que la reforma es casi imposible. No se puede reformar sin los nacionalismos y sin un pacto PSOE-PP.
El reportaje cuenta luego los pasos dados para avanzar en la visualización del Senado como verdadera Cámara de representación territorial. Sin ir más lejos, el último pleno de julio sirvió para aprobar el cambio del reglamento que hará posible que a partir del 1 de enero se pueda escuchar a los parlamentarios que así lo deseen expresarse desde la tribuna del hemiciclo en su propia lengua cooficial en lugar de hacerlo en castellano. Ya se hacía en la Comisión General de las Comunidades Autónomas y aunque el uso de las otras lenguas españolas se limite en los plenos al debate de las mociones -los ministros no tendrán que ponerse los auriculares para responder a las preguntas de los senadores en las sesiones de control-, lo cierto es que tiene un gran alcance simbólico.
Y señala que no hay que pasar por alto que el paso dado en este sentido cuenta con la oposición frontal del PP, que ha utilizado el argumento económico para oponerse a la petición que arrancó de los grupos catalanes. No hay que perderlo de vista porque cualquier reformaen profundidad de los cometidos de la Cámara pasa necesariamente por un gran acuerdo entre socialistas y populares. Ante esta tesitura cabría hacerse la incontestable pregunta de si la Cámara avanza por caminos secundarios ante la imposibilidad de una verdadera reforma o si la reforma es imposible mientras se prosigan rutas alternativas.
El trabajo cita fuentes de la presidencia del Senado, que no dudan en asegurar que, más pronto que tarde, la cuestión territorial terminará por apoderarse de la vida política del país. Y que resolver el engarce de las diferentes Españas será el nudo gordiano de la democracia española de las próximas décadas. Por eso, aunque el Senado ha vivido un último periodo de sesiones de plena efervescencia en su ejercicio como segunda Cámara, todos los senadores consultados por La Vanguardia no tienen duda de que su futuro pasa necesariamente por potenciar sus aspectos de representación territorial en detrimento de su ejercicio como Cámara de segunda lectura.
Y concluye: Entre tanto, la reforma, la física, la de las dependencias en que los informadores y las taquígrafas se encuentren más cómodos, es la única posible. Porque entre partidos y territorios, los senadores siguen pugnando por un protagonismo en la vida política que consideran que se les niega en la misma medida que les corresponde. Seguirá pendiente...