Actualizado 14/03/2007 01:00

José Cavero (2).- La soledad del PP, para comensar

MADRID 14 Mar. (OTR/PRESS) -

Si el sábado, en su manifestación madrileña, el PP y sus dirigentes y sus políticas antigubernamentales estuvieron fuertemente respaldado, el desarrollo de la sesión plenaria del Congreso en la mañana de este martes fue una rotunda compensación: en la Cámara, nadie tuvo una palabra de comprensión ni mucho menos de respaldo a los postulados peperos. La dirección del PP, representada por el portavoz Zaplana, se vio severa y permanentemente zarandeada por los discursos de todos los restantes grupos, con mayor o menor dureza o generosidad. Hasta el punto de que, en determinado momento, Zaplana prefirió ausentarse: llevaba ya tantos golpes encajados que debió pensar que merecía un descanso.

Zaplana hizo exactamente lo mismo que el día que Pilar Manjón se dirigía a la Comisión de Investigación del 11-M. Prefirió tener su propia verdad, al margen de la de todos los demás. Y acaso en ese instante estaba ya naciendo la teoría conspiratoria que el PP ha mantenido contra viento, marea y contra toda suerte de argumentos y pruebas. Pues bien, ahora, con el caso De Juana Chaos, sucede otro tanto: los restantes fuerzas políticas presentes en el Parlamento han dado la razón y han mostrado su apoyo, todos y cada uno de ellos, a la política penitenciaria y antiterrorista que llevan a cabo Zapatero y su ministro Rubalcaba. Primero, por la razón del propio recluso, tanto sanitaria como penitenciariamente. Hay razones para actuar como se ha hecho. En segundo lugar, porque la propia Constitución determina, como recordó el veterano diputado Luis Mardones, que corresponde al gobierno, y no a un partido opositor, determinar y ejecutar la política antiterrorista, le guste o no le guste a ese partido opositor.

Es evidente que a Rajoy no le gusta nada, absolutamente nada, de cuanto hace o piensa Zapatero, y que su personal condición le lleva, de manera permanente, a dar consejos: lo que debería hacer el gobierno, lo que tiene que hacer el gobierno y su presidente es..., lo que Rajoy piensa, desde una posición de prepotencia acaso digna de un nutrido equipo de psiquiatras. Rajoy no ha terminado de bajarse de sus sueños del 13 y 13 de marzo, cuando ya llegó a tener en su bolsillo la composición de un Gobierno que no llegó a estrenar. De manera que en esta sesión parlamentaria, el PP tuvo su contramanifestación. Los gritos y aplausos del sábado se tornaron en silencios y vacíos. Y en la Cámara sí, es donde está la presentación popular de todos los españoles, no en la "zona nacional" madrileña, en medio de la exaltación de las banderas y los himnos utilizados de manera excluyente y para uso propio. Por su parte, Zaplana culpa a los demás de los "méritos" de su propio partido, esencialmente de la crispación suscitada. "Los crispadores son los otros", vienen a exculparse el PP y sus entusiastas aplaudidores. Llegan a decirlo tantas veces que terminan creyéndoselo.

José Cavero.

José Cavero.

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