Actualizado 22/11/2010 13:00

José Cavero.- Zapatero se sincera.

MADRID 22 Nov. (OTR/PRESS) -

La sensación que deja tras de sí la lectura de la amplia conversación que el jefe del Gobierno, Rodríguez Zapatero, mantiene este domingo con el director de El País, es que ha podido cometer errores, pero "ya" sabe dónde estamos y cómo se sale de esta intrincada situación a la que nos ha conducido la crisis, con tan elevado coste. Zapatero parece que pretende, con estas manifestaciones, compartir los problemas que siente y padece un presidente en tiempos de dificultades y de decisiones comprometidas y arriesgadas. Y deja una cuestión a resolver por el lector: ¿Se habría comportado de manera parecida otro líder político, incluido, o empezando, por el que generalmente lo critica por sistema y sin piedad? O sea, ¿cómo lo hubieran hecho Rajoy, o Mas, o Aguirre, o el propio Rubalcaba?

En esta conversación ya ha dejado de "funcionar" o de "existir" el Zapatero que, esta misma semana, expresaba sus muy serias dudas sobre si la recuperación está a la vista y al alcance. Hemos recuperado el optimista antropológico, con soluciones para cada cuestión pendiente, que vuelve a sacar conejos de la chistera, como el anuncio de que piensa convocar a las 24 grandes empresas-empresarios del país para acelerar la recuperación. O que confiesa que las relaciones con Rajoy son mucho más alentadoras y constructivas de lo que aparecen y aparentan en los debates de cada miércoles, a cara de perro y desde el odio profundo entre ambos. Zapatero, se lo pretenda o no, logra esa solidaridad con el ciudadano que lo está pasando mal o muy mal, pero que reconoce que el presidente no lo está pasando mejor, aunque en ocasiones se va precisado a justificar lo que hubiera parecido de todo punto injustificable e inadmisible.

Por lo demás, aborda cualquier cuestión de actualidad, y trata de dar la respuesta adecuada para cada una: Sahara y Marruecos, el voto de los abertzales vascos, el final, pero no tanto, de ETA, la solidez del euro y de nuestra propia economía española, la generosidad de Moratinos, el respeto al Congreso que le pidió el cierre del Ministerio de Igualdad... y hasta su propia candidatura para las elecciones de 2012. ¿Qué hará Zapatero? En el debate terrorista de la última semana había quedado muy desdibujada su intención de ser quien acabe con la crisis, y más bien pareció una de sus víctimas. Ahora, vuelve a estar en forma, y decidido a afrontarla y acelerar la recuperación. Parece evidente que no le gustaría que nadie asumiera esa tarea sin concluir, por difícil que le resulte y lo fatigado que ya esté.

Pero dice muchas cosas, sumamente variadas, en esa conversación con el director de El País que ocupa media docena de páginas completas del diario: Que estamos en la banda media de la UE en la reducción del déficit, moderada respecto a Francia y Alemania. Que el 12 de mayo supo que entrábamos en otra fase de conciencia de la crisis, el efecto llegaba a toda la población. Que en la crisis existía la necesidad de comprobar que el Gobierno era capaz de tomar decisiones difíciles. Que hay un déficit de responsabilidad democrática. Que si a los mercados no se les ponen reglas, campan a sus anchas. Que nuestra salida a la crisis es social, tenemos la mayor cobertura al desempleo de la democracia. Somos socialdemócratas, recortamos en situaciones imprescindibles; para los partidos liberales es su ADN. Que no es fácil decir a los trabajadores que toca una época de contener salarios, y a los empresarios, los beneficios. Que el tiempo de los ajustes es un tiempo duro. Que sabe lo que tiene que hacer. "Y lo voy a hacer". Que hemos vuelto a unos niveles de riqueza equiparables a 2006, lo supone una pérdida del 15% o 20%. ¿Si va a hacer falta más recortes? "No hay ninguna previsión de que podemos llegar a la perversión de que a un país se le estigmatice por apoyarse en otros Gobiernos. Hay que adecuar el tiempo que tenemos que trabajar a la pensión que podemos cobrar. Y sobre su propia candidatura 2012. "Uno tiene el derecho a decidir y a decidir cuándo explica su decisión". El error de la T-4 fue más duro para mí: afirmar que íbamos a estar mejor y al día siguiente, un atentado. ¿El mayor error? "No tendría que haberme empeñado en el debate de si había crisis o no". Si relevaba a De la Vega, debía hacerlo con los que estaban desde 2004, excepto Salgado, inmersa en la crisis. Moratinos es de una extraordinaria bondad. Y si he decidido su cambio es para buscar un nuevo impulso. El cambio de Gobierno tenía como objetivo fortalecer el discurso y la acción política del Ejecutivo. ¿Ve a Rubalcaba de presidente? "A Alfredo Pérez Rubalcaba le veo en cualquier responsabilidad política". Defiendo que la Iglesia no puede limitar el poder político, pero sí se puede mantener el concordato. Paradojas de la política. Con las primarias Tomás Gómez ha superado los problemas que tenía. Benidorm: "Fue una decisión muy meditada de la militancia y no vamos a admitir ninguna crítica del PP". Montilla ha realizado una buena gestión, es serio y riguroso. Esto se lo van a reconocer los catalanes. Estoy convencido de que Rajoy sabe y está de acuerdo en reformar el sistema de pensiones. Respeto al Tribunal Supremo y también aprecio a Baltasar Garzón en lo que he conocido de su tarea. Sabemos que la cuenta atrás de ETA ha empezado, pero no sabemos cuánto va a durar. Batasuna ha ido afirmando su separación de la violencia, pero ha de ser mucho más contundente. Hay una sensibilidad que entiendo hacia el pueblo saharaui. Hay una parte débil y una más fuerte. Marruecos es un colaborador activo en la prevención y lucha contra amenazas serias para la seguridad. Hemos lamentado los sucesos del campamento y la ONU ha utilizado la misma expresión. La solución al Sáhara no se puede imponer a ninguna de las partes, tiene que ser fruto del acuerdo. En caso de duda, yo no dudo de Felipe. Me pareció excesiva la polémica de los días siguientes. Desde que llegamos al Gobierno hemos mantenido la capacidad de interlocución con las dos partes...

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