MADRID 22 Jun. (OTR/PRESS) -
Las cajas de ahorros siguen en entredicho, a la espera de una solución política, cuya demora solo beneficia a los bancos, en la medida en que son sus competidores y quieren recuperar el terreno perdido, nada menos que la mitad del sistema financiero español. Solo a quienes se quieren cargar las cajas puede ocurrírseles decir que éstas sufren problemas graves sin tener preparada una respuesta inmediata. Para colmo, las agencias de calificación aprovechan el momento para echar más leña al fuego, sin que a estas alturas se sepa, por cierto, quien califica a las agencias de calificación que en esta crisis engañaron a medio mundo.
No menos curioso resulta que hablen de despolitización de las cajas quienes entraron en sus consejos gracias a cuotas políticas, a veces sin tener la más remota idea de lo que son las finanzas. Tras restarle poder a las entidades fundadores de las cajas, los grandes partidos se han ido repartiendo el botín, de modo que a día de hoy son pocas las autonomías que pueden presumir de tener unas cajas realmente profesionales.
Ahora, sin apenas debate, se quiere imponer un modelo de pocas cajas, diseñado por los mismos que toleraron que llegásemos a este punto. Pretenden tomar medidas sin vuelta atrás que pueden dejar a muchas ciudades y territorios sin un instrumento básico para su futuro, más allá de atajar una crisis que por muy dura que sea siempre será coyuntural.
Las comunidades autónomas, sin estar libres de pecado, son ahora denostadas, como si el remedio a todos los males estuviese en levantar los vetos a que tienen derecho. A nadie se le ocurre que al menos puedan tener representación en el Banco de España para la toma de ciertas decisiones que les afectan. La improvisación con la que se está actuando en Madrid con las cajas es impropia de un país con uno de los mejores sistemas financieros del mundo.
Si alguna solución hay, debería respetar la memoria social con que nacieron las entidades de ahorro en España. En Estados Unidos, no solo están aumentando las competencias de la Reserva Federal para que ejerza una mayor vigilancia sobre la actividad bancaria, sino que apuestan por una agencia federal dedicada a proteger a los consumidores, es decir, a los ciudadanos. Ciudadanos como los que hace muchos años pusieron la primera semilla de lo que son hoy las cajas de ahorros en España.
JOSÉ LUIS GÓMEZ