Actualizado 09/05/2011 14:00

José Luis Gómez.- A vueltas con España.- Una campaña embarrada.

MADRID 9 May. (OTR/PRESS) -

Descontados los triunfos por mayoría absoluta del PP en Madrid y la Comunidad Valenciana, donde ni 'Gürtel' puede con el presidente Camps, la atención electoral se centra en Castilla-La Mancha, la comunidad en la que es candidata la 'número dos' del PP, María Dolores de Cospedal. Es el jaque más vistoso de Mariano Rajoy al PSOE, pero hay más jaques por España adelante, como en ciertas alcaldías socialistas no menos en peligro que la presidencia de Barreda. Barcelona, Sevilla y Zaragoza son algunas de las grandes capitales que el PSOE tiene en riesgo y cuya pérdida pondría aún más difíciles las cosas al sucesor de Zapatero.

¿No tiene puntos débiles el PP? Seguro que sí, pero en las encuestas se observan más bien pocos, por no decir ninguno. Para saber si eso es así o no habrá que esperar al 22-M, donde puede que se cumplan los pronósticos de todos los sondeos o que aflore el voto oculto, como ya sucedió sin ir más lejos con el PSOE en 1993. Algo de esto deben de temer, de hecho, en el PP, cuando recurren tanto al terrorismo como arma electoral, por si no llega con azuzar el fantasma de la crisis.

España se ha convertido en un gran teatro electoral, casi permanente, donde apenas se hace política y, por el contrario, se embarra constantemente el campo. A cualquier ciudadano le costará saber que estrategias realistas manejan los partidos contra la crisis y el paro, pero en cambio seguramente le sobrarán detalles sobre sus mensajes populistas. Los niveles de demagogia llegan al extremo de que en España se ha extendido la idea de que el principal problema es la deuda del Estado, lo cual no es cierto. La razón está a la vista por mucho que algunos la oculten: empresas y familias se han endeudado más de dos veces el PIB. El Estado, mucho menos, poco más del 60%. Pero poca gente sabe que esto es así, y el Gobierno de Zapatero tampoco lo ha sabido explicar. Solo Felipe González, que tiene mucha más perspectiva que sus sucesores, parece todavía empeñado en darle claves a los ciudadanos sobre una crisis global tras la que nada volverá a ser igual y que si algo requiere es un diagnóstico común, que no lo hay, y medidas adaptadas a esa realidad escondida.

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