Actualizado 17/12/2009 13:00

Julia Navarro.- Escaño Cero.- Un aviso a Marruecos.

MADRID 17 Dic. (OTR/PRESS) -

El Gobierno Zapatero ha dado un paso insospechado: reclamar un proceso de autodeterminación en el Sáhara. Bien es verdad que lo ha hecho en el marco de una resolución parlamentaria avalada por casi todos los grupos parlamentarios, la excepción es el PP, en la que se señala, además, que para resolver el problema de Aminetu Haidar no se descartan gestiones de las más altas instancias.

Todo el mundo ha entendido que esas altas instancias se refieren al Rey. Izquierda Unida está empeñada en que don Juan Carlos asuma protagonismo en esta crisis, y su empeño tiene algo de caramelo envenenado.

Claro que el Rey debe de hacer las gestiones que el Gobierno estime convenientes, pero con discreción. A lo largo de los años, don Juan Carlos habrá llevado a cabo gestiones diplomáticas y políticas a instancias de los distintos gobiernos, pero precisamente la efectividad de estas gestiones tienen su mejor aliado en la discreción.

En cualquier caso, más allá de esa alusión directa a la intervención del Rey, el hecho de que el Parlamento español, con el PSOE al frente de la manifestación, reclamen un referéndum para el Sáhara y aludan a los derechos del pueblo saharaui, supone un aviso serio a Marruecos.

Y hay que decir que ya era hora. Sí, porque una cosa es que España deba de mantener unas buenas relaciones de amistad con Marruecos y otra que la amistad se parezca a la subordinación. En mi opinión, de todos los gobiernos españoles de la democracia el de Zapatero ha sido el más pro marroquí, hasta el exceso diría yo, seguramente por el convencimiento del presidente de que era una prioridad en su política exterior mantener una relación privilegiada con Marruecos.

Pero las relaciones deben de ser de doble dirección y Marruecos se comporta con una arrogancia impropia de un país amigo. No sólo se atreve a amenazar a España sino que lo hace con la Unión Europea. Su diplomacia está teniendo una actitud un tanto histérica impropia de un país que quiere ser moderno y que se le considere una democracia.

El caso Aminetu Haidar le está pasando factura a Marruecos. Es verdad que en lo que se refiere a su política interna no tienen problemas, la opinión pública marroquí apoya a su Gobierno y a su Rey en la cuestión del Sáhara, de manera que poco les importa la suerte de la activista saharaui. Pero Marruecos está quedando mal en el exterior, ya digo que su imagen de país moderno se está haciendo añicos.

Marruecos ha perdido la batalla de la opinión pública internacional y la ha perdido por su soberbia e intransigencia y, sobre todo, por su inmenso error, un error estúpido, de expulsar a Aminetu Haidar. No contaron con la tenacidad de Aminetu dispuesta a luchar por sus derechos aunque en ellos se deje la vida. Así que de repente una mujer de 42 años ha dejado al descubierto el peor rostro de Marruecos y ha colocado en la agenda política de los principales mandatarios el problema del Sáhara.

Naciones Unidas no podrá dilatar por mucho más tiempo la resolución de este conflicto en el que España tiene su cuota de responsabilidad como potencia colonizadora. España se fue mal del Sáhara y ahí están las consecuencias. Es hora de empezar a poner las bases para arreglar el problema, de ahí el acierto de que el Parlamento español con el visto bueno del partido gobernante, haya dejado clara su apuesta por un referéndum en el Sáhara.

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