MADRID 18 Oct. (OTR/PRESS) -
Me sorprenden los comentarios que se han producido a raíz del encuentro entre el presidente Zapatero y el lehendakari Ibarretxe. Sí, me sorprende que haya quienes critiquen al presidente por haber recibido al lehendakari. Voces éstas que ya venían protestando antes del encuentro porque lo rechazaban de plano. E insisto en que me sorprende quienes critican que se haya celebrado esta reunión porque no entiendo muy bien qué es lo que quieren. En mi opinión es mejor hablar aunque sea para constatar divergencias, por profundas que sean. La normalidad democrática es eso, hablar, discrepar en ocasiones y coincidir en otras.
Ya sé que hay quienes alegarán que sus resquemores a la entrevista se deben a que el lehendakari llegaba a Madrid a plantear un órdago al presidente de Gobierno, insistiendo en que mandará celebrar una consulta en el País Vasco, pero no me parece razón alguna para oponerse a la entrevista. Todo lo contrario. Me parece que es mejor que el lehendakari acuda a la Moncloa y hable con el presidente de Gobierno y éste le diga lo que debe de decirle (¿realmente se lo dijo?), y que ambos sepan de primera mano lo que pueden esperar del otro. Pretender que el presidente de Gobierno no reciba a quien en definitiva representa al Estado en la comunidad vasca, es un despropósito, y en mi opinión no es una actitud muy democrática.
Es de esperar que el presidente Zapatero le haya dejado claro al lehendakari que impedirá la celebración de cualquier consulta que no sea legal, y la que pretende Ibarretxe no lo es, y que éste sepa por tanto a qué atenerse. Me parece que si el presidente se hubiese negado a recibir a Ibarretxe habría cometido un grave error político, un error imperdonable. Hay que hablar aunque sea para verbalizar los desacuerdos, de manera que independientemente del resultado de la conversación, ésta ha merecido la pena.
Julia Navarro.