MADRID 19 Jun. (OTR/PRESS) -
Piden desde el PP que dimita el vicepresidente Chaves y también que lo haga el director del CNI. Al primero le acusan de haber favorecido la empresa en la que trabaja su hija, al segundo de ciertas cacerías africanas...
Bueno, pues que dimitan o les destituyan de sus cargos, pero curiosamente quienes lo piden utilizan otra vara de medir para sus propias vergüenzas. Ahí está el caso Gürtel por no ir más lejos. Pero curiosamente los populares no solicitan a Mariano Rajoy que destituya al tesorero del partido, el senador Bárcenas, cuyo "caso" va directamente al Tribunal Supremo porque según los tribunales tiene que justificar un ir y venir de dinero de la trama de Correa. Un caso por el que ya están en entredicho algunos diputados de la Asamblea de Madrid.
Y junto al caso Bárcenas, el caso del presidente valenciano, Camps, al que se le acusa, junto a su fiel escudero Costa, de recibir regalos también de la trama Gürtel. Pero Mariano Rajoy, que es un político amante del Derecho, afirma que nadie es culpable hasta que no se demuestre su culpabilidad y, por tanto, defiende la presunción de inocencia de los suyos.
Ahora bien, ¿tienen derecho a la presunción de inocencia Manuel Chaves? Pues no, no la tiene. No la tiene porque es vicepresidente de un Gobierno socialista. Es decir, para el PP está meridianamente claro que todos los acusados por corrupción que tienen carné del PP son merecedores de la presunción de inocencia hasta que los tribunales digan lo contrario, pero, eso sí, niegan tajantemente la presunción de inocencia para los socialistas. Los socialistas son culpables por adelantado, así de claro lo tienen los prohombres del PP.
A mí me parece que el PP aplica la ley del embudo, generosamente ancho para sus asuntos y estrechísimo para tratar los asuntos ajenos. Vaya por delante que en mi opinión el vicepresidente Chaves debería de haberse abstenido cuando el Gobierno andaluz decidió la subvención para la empresa en la que trabaja su hija. Y que creo que los socialistas andaluces se han equivocado negándose a que se pusiera en marcha en el Parlamento andaluz una comisión de investigación que hubiera arrojado luz sobre el asunto. Porque hay acusaciones a las que se debe de responder de inmediato con explicaciones claras que no dejen lugar a dudas.
Lo que es evidente es que este asunto está haciendo mella política en Manuel Chaves, que se ha convertido en una pieza de caza mayor a batir por los populares. El PP le tiene ganas a Manuel Chaves al que no perdonan que haya gobernado Andalucía durante cuatro legislaturas. Pero como dijo el propio Julio César "la mujer del César no sólo ha de ser honrada sino parecerlo", y por tanto quienes se dedican a la política tienen la obligación de ser escrupulosamente transparentes en sus actuaciones públicas y evidentemente el vicepresidente Chaves en el caso de la empresa andaluza que recibió una subvención y en la que trabaja su hija, ha actuado de manera que puede dar lugar a todo tipo de dudas que cuanto antes se aclaren mejor.
Pero lo que no es de recibo, lo que es de una desfachatez inusitada es que los populares denuncien la paja en el ojo ajeno, alcen sus voces contra supuestas corruptelas pidiendo dimisiones, se escandalicen por lo que al parecer ha hecho el vicepresidente Chaves y, sin embargo, reclamen la presunción de inocencia para los acusados de corrupción del PP. O se utiliza el mismo "ancho del embudo" para todos o de lo contrario lo único que se puede decir es que algunos dirigentes populares son lisa y llanamente Tartufos.