MADRID 23 Feb. (OTR/PRESS) -
Tal día como este 23 de febrero hace treinta años yo era una joven periodista que, desde la tribuna de prensa, seguía con cierto aburrimiento la votación de la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente de Gobierno. Recuerdo como si fuera ayer la irrupción en el hemiciclo de un grupo de guardias civiles con el teniente coronel Tejero al frente. La ráfaga de un Cetme, los gritos de Tejero, la orden contundente de que nos tiráramos al suelo. Y al suelo nos fuimos, recuerdo que tenía al lado a Pilar Narvión, y a Susana Olmo, Miguel Angel Aguilar, Charo Zarzalejos, Fernando Segu ("fontanero" de Moncloa), Víctor Márquez Reviriego, Jordi García Candau, Luis Carandell...
Sí, recuerdo como si fuera ayer las palabras de una de las mejores periodistas que he conocido, Pilar Narvión, diciéndonos a Susana Olmo a Charo Zarzalejos y a mí: "Niñas apuntar la hora y todo lo que veáis, esto es lo que los libros de historia dicen que es un golpe de Estado".
Y lo que veíamos era a Adolfo Suárez y a Carrillo sentados impávidos en sus escaños, al teniente general Gutiérrez Mellado forcejeando con Tejero, a los guardias civiles gritando. En la tribuna de prensa estábamos asustados, desconcertados, lo mismo que sus señorías unos metros más abajo. Charo Zarzalejos no pudo reprimir el llanto y Susana Olmo y yo hechas un manojo de nervios abrimos el bolso para sacar un cigarro. Entonces se fumaba en las Cortes. ¡Cuidadito con las manos¡, nos amenazó un energúmeno con vestimenta paramilitar: vaqueros y guerrera verde.
No sé que pensaba que podíamos sacar del bolso dos periodistas, salvo el tabaco o un bolígrafo. Temblando mostramos la cajetilla de tabaco y el mechero y nos pusimos a fumar compulsivamente, lo mismo que buena parte de nuestros compañeros. Muchos de los periodistas de la tribuna de prensa militábamos entonces en partidos y sindicatos de izquierda y alguien recordó: "¡los carnets!", en un minuto los carnets empezaron a convertirse en pedazos minúsculos, y hubo incluso quien se comió el suyo. No diré quién.
Los golpistas permitieron a los periodistas salir del Congreso un par de horas después, pero un grupo de periodistas, con Pilar Narvión en cabeza, decidimos quedarnos dentro, y fue Pilar la encargada de ir a "negociar" con Tejero. Regresó con el permiso de que podíamos quedarnos pero sin movernos de la tribuna de prensa. Con el paso de las horas logramos movernos un poco por el Congreso.
Quizá el momento más dramático fue cuando los golpistas sacaron del hemiciclo a Adolfo Suárez, al teniente general Gutiérrez Mellado, a Santiago Carilllo, Felipe González y Alfonso Guerra. Aunque en realidad, aquella noche todo era dramático.
Pasada la medianoche los guardias civiles decidieron echar a los últimos periodistas que quedábamos. Intentamos que nos permitieran quedarnos más tiempo pero nos dijeron que nos fuéramos. Los últimos periodistas en abandonar el hemiciclo fuimos Jordi García Candau y yo. Pasaba la una de la madrugada y el Congreso estaba rodeado por guardias y vehículos militares. Aquella fue sin duda la noche más larga de mi vida y la de muchos españoles.
Como nos había dicho Pilar Narvión, habíamos vivido un golpe de Estado. Treinta años después podemos contar que aquel acto cobarde y vil fracasó y la democracia continuó su camino. Treinta años después los jóvenes no pueden ni imaginar como fue la el 23 F, por eso está bien que este aniversario sirva para recordar lo que pasó la noche de aquel día.