MADRID 8 Dic. (OTR/PRESS) -
Se estrecha el cerco. Estados Unidos presionará hasta en el infierno si es necesario con tal de dejar fuera de juego a Julian Assange. El caso es que le cierran los canales de Internet, los bancos no quieren saber nada de él y vive como un prófugo a cuenta de una denuncia que le han hecho en Suecia por sus supuestas relaciones con unas mujeres que le acusan de violación, lo que ha provocado una denuncia y que le busque Interpol.
Y es que este periodista ha puesto al descubierto la trastienda de la diplomacia norteamericana a través de Wikileaks y el Gobierno de Estados Unidos le va a perseguir hasta darle jaque, esperemos que sea sólo jaque y no jaque mate.
Lo cierto es que el problema de Estados Unidos no es Julian Assange sino que tienen un sistema de actuar un tanto chapuza. No se enteraron de que les iban a volar las Torres Gemelas por una descoordinación entre las distintas agencias de información y no se han enterado de que sus sistemas de encriptado y envío de mensajes entre las embajadas y la Secretaria de Estado era como una ventana abierta. Mensajes a los que al parecer tenían acceso miles de personas, lo que resulta increíble. Si ya es difícil que se guarde un secreto que se conoce por más de dos personas, es imposible la ley del silencio entre miles.
O sea, que el problema es que en Estados Unidos no funcionan ni los organismos ni los sistemas que tienen que velar por la confidencialidad o el secreto de sus documentos.
Julian Assange es periodista y está haciendo lo que haría cualquier periodista si de repente tuviera la oportunidad de tener en sus manos cientos de documentos calificados como secretos, y no es otra cosa que publicarlos. Así lo están haciendo algunos medios a los que Assange les ha dado estos documentos, entre ellos el diario El País.
Confieso que todas las mañanas lo primero que buscó es El País para leer las revelaciones de Wikileaks y que algunas de las cosas que se vienen publicando no diré que me sorprenden, pero sí que nuestros gobernantes nos deben una explicación.
Sí, nuestro Gobierno nos debe una explicación por el caso Couso, nos debe una explicación por los vuelos de la CIA, nos debe una explicación por esa aparente connivencia entre ciertos miembros de la Fiscalía y la Embajada de Estados Unidos.
A la Administración de Estados Unidos, como al resto de los gobiernos, les cuesta aceptar que en una democracia la libertad de prensa es sagrada y que no son los periodistas su problema, sino su ineficacia.
Nada de lo que navega por Internet es secreto. Nada. Los hackers lo vienen demostrando. De manera que todo lo que navega por la Red puede ser conocido por cualquiera. Nadie que quiera guardar un secreto debería de confiarlo a la Red por más que haya supuestas herramientas que permiten la confidencialidad.
Yo creo que lo que la Administración Obama debería de hacer es revisar sus sistemas de seguridad, pensar en otra vía para sus comunicaciones diplomáticas y secretas y no enzarzarse en una persecución de venganza contra Julian Assange.
Si el sistema de seguridad norteamericano en Internet no hubiese fallado estrepitosamente la Secretaria de Estado que ahora comanda Hilary Clinton no estaría teniendo que dar explicaciones a los gobernantes de otros países a cuenta de los informes de sus embajadores.
Perseguir a Assange no les va a hacer mejores, sólo demuestran cuan vulnerables son. Qué quieren, mis simpatías están con Wikileaks. ¡Ah¡ y eso sí, insisto: el presidente Zapatero nos debe una explicación sobre todo lo que se publica de nuestro país. Hay asuntos que huelen fatal, el de Couso, el principal. Al final, detrás del talante parece que había una gran impostura. Y si no que nos lo expliquen. Y cuanto antes mejor. Nada de echar balones fuera diciendo que son comentarios e impresiones personales de los funcionarios norteamericanos. Lo que se viene publicando, apesta.