Actualizado 02/05/2012 14:00

Julia Navarro.- Escaño cero.- Otro mayo.

MADRID 2 May. (OTR/PRESS) -

Éste 1º de mayo no podía ser distinto. El ritual es el mismo cada vez que hay una manifestación: los convocantes aseguran que han participado miles y miles y el Gobierno de turno rebaja la cifra. Pero los Gobiernos hacen algo más: acusar a los partidos que avalan las manifestaciones de querer ganar en la calle lo que han perdido en las urnas, amén de intentar desestabilizar, y por supuesto de no echar una mano al Gobierno para resolver los problemas.

En el PP dicen estar tranquilos porque no han sido multitudinarias las últimas manifestaciones en contra de sus "tijeretazos" y de su política económica. Incluso se atreven a hacer bromas sobre si ni siquiera todo los "liberados" sindicales acuden a las marchas y manifestaciones. Y ya puestos minimizan las manifestaciones del 1º de mayo.

Supongo yo que es la manera que tienen de consolarse y de darse ánimos pretendiendo que el grueso de la calle no está descontento con las medidas que van adoptando.

Se equivocan. No me cansaré de decir que el gran problema de los políticos es que pisan poco la calle y terminan perdiendo sentido de la realidad.

No seré yo quién me meta en la guerra de cifras, tanto me da, pero sí soy testigo de la desilusión de buena parte de la sociedad para con el Gobierno del PP. Además, por mucho que quieran engañarse, los 'populares' saben de ese desengaño porque tienen encuestas que se lo deja bien claro.

Tampoco estaría de más que "navegaran" por las redes sociales para que se hicieran una idea de lo que piensa el personal.

Tratar de minimizar el número de asistentes a las manifestaciones, es una solemne tontería. Aunque lo que es peor es intentar criminalizar a los manifestantes en general y a los sindicatos y a los partidos de izquierda en particular, tal y como pretenden algunos políticos del PP y sus palmeros mediáticos.

Describen las manifestaciones y a los manifestantes como a radicales dispuestos al asalto del Palacio de Invierno. El relato, claro, resulta tan disparatado como grotesco.

La verdad es que me cuesta comprender la rabia apenas disimulada que la derecha manifiesta hacia los sindicatos. Sí, los sindicatos han cometido muchos errores, pero sin ellos las cosas serían mucho peor.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Cuando la realidad atropella

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Por qué esta Constitución ya no nos sirve (del todo)

Foto del autor

Luis Del Val

Uñas pintadas como obligación

Foto del autor

Julia Navarro

El perdón